Tiburón Martillo: Así es el dinosaurio más tecnológico que habita los océanos

CIENCIAS DEL MAR Y LIMNOLOGÍA / OCEANOGRAFÍA / BIOLOGÍA MARINA.-

El tiburón martillo ha nadado en los océanos por 450 millones de años y ha desarrollado una “tecnología”  craneal que lo ha convertido en un cazador infalible.

Junto con los triops, las lampreas y las medusas, los tiburones pertenecen al grupo de animales más antiguos del planeta, teniendo registros fósiles de ellos desde hace más de 450 millones de años, unos 190 millones de años antes que el Tiranosaurio Rex. Con esto como antecedente, nadie duda de sus capacidades adaptativas, que los ha hecho modificar su fisiología según los requerimientos de las condiciones ambientales.

A los tiburones se les pueden contar muchas adaptaciones evolutivas, que además pueden verse de distintas maneras dentro de las 307 especies de tiburón evaluadas por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza. Pero sin duda, las más espectaculares hoy son las que posee el tiburón martillo (Sphyrna mokarran), y que hacen de su cabeza, también conocida como «cefalóforo», una maravilla tecnológica.

Sistema perfecto.

Tras investigaciones continuas que duraron poco más de 200 años entre científicos del mundo, se confirmó que los tiburones martillo poseen una visión de 360 grados, y que esta es posible gracias a la ubicación y movilidad de sus ojos, así como a las ampollas Lorenzini, que se ubican en la parte frontal de su cabeza, y que les permite también la detección de campos eléctricos creados por sus presas, en particular de las rayas, que suele ser su comida favorita de encontrar, en especial cuando estas están enterradas, perfectamente camufladas, en la arena.

Pero la localización exacta de presas, que los hace cazadores infalibles, no sólo depende de la habilidad de su asombrosa visión ni de la detección de los campos eléctricos de sus presas o su gran olfato. Es el sistema completo que conforman todos los órganos sensoriales que poseen, a lo largo y ancho de su peculiar cabeza en forma de mazo, lo que ha sorprendido al mundo entero, pues este sistema perfecto bien podría ser comparado con una super cámara acuática con perspectiva ‘prismática’, que funciona cuando los campos de los dos ojos se solapan, permitiendo una visión perfecta de la profundidad y la distancia.

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Más que un superhéroe.

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Octavio Aburto.

Por si fuera poco, las cualidades de los tiburones martillo no sólo se limita a lo extravagante de su cabeza, son sus imponentes cuerpos que pueden llegar a medir hasta 6 metros y pesar hasta 450 kilos los que lo hacen uno de los animales más fascinantes de las profundidades, pues usan el color oscuro de su espalda y claro de su vientre para, desde abajo, confundirse con el brillo de las aguas de la superficie, y desde arriba, perderse a la vista con el fondo marino oscuro, lo que le permite sorprender a sus presas.

Pese a ser un animal extraordinario y sin grandes competencias evolutivas al fondo de las aguas, el tiburón martillo, en sus distintas especies, está en peligro de extinción por la pesca industrial negligente y no regulada, y a otras prácticas motivadas en gran parte por la compra ilegal de sus aletas dorsales que son, literalmente, arrancadas de sus cuerpos.

En camino a su desaparición.

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Getty Images.

Las advertencias son claras y la disminución en la población de tiburones martillo no tarda en cobrar factura a gran escala, pues no hay que olvidar que toda esa maravilla de la evolución ayuda a mantener saludable el equilibrio perfecto de la biodiversidad del océano al controlar la sobrepoblación de otros peces y rayas.

México no es la excepción del desastre por venir y, ya en 2019, de acuerdo con la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), se hablaba de una reducción de más del 80% de tiburones martillo en aguas mexicanas en los últimos 30 años, en particular en el Golfo de California donde, según declaró el biólogo marino Walter Pisco al periódico El Sudcaliforniano, hubo un control empírico local en la década de los 80 donde se llegaron a contar 425 tiburones, imposibles de ver hoy.

Este texto fue escrito por Karina Espinoza, historiadora del arte y editora con 15 años de experiencia en medios como El Universal, Nexos y Editorial Televisa.

Por: National Geographic.

Sitio Fuente: National Geographic en Español