A 700 años de la fundación de Tenochtitlan: entre el mito y la historia

HISTORIA DE MÉXICO.-

Los mexicas fueron una de las culturas más prósperas de Mesoamérica.

Tenochtitlan fue una ciudad monumental, que se asentó sobre un lago y prosperó a lo largo de más de un siglo. Palacios, calzadas, puentes de madera, canoas que transitaban por los canales y decenas de personas que andaban en la ciudad, son parte de las descripciones que hace del lugar el conquistador Bernal Díaz del Castillo en su Historia verdadera de la conquista de la Nueva España.

Este 2025 se cumplen 700 años de la fundación de Tenochtitlan y en este hecho, reconocido por algunos y cuestionado por otros, imperan dos ejes, el mítico y la reconstrucción de la historia a partir de la documentación y las fuentes.

Para entender la visión mítica, partimos de que el comportamiento de los mexicas era resultado de distintas tradiciones mesoamericanas en donde “las sociedades de aquellas épocas creían en una realidad en la que lo sagrado participaba de muchos aspectos y los dioses se manifestaban de manera prácticamente cotidiana, algo que aparece en Mesoamérica en muchos lados” explica el doctor Miguel Pastrana Flores, del Instituto de Investigaciones Históricas de la UNAM.

Conocer estas tradiciones permite entender que para los mexicas cuando su dios principal, Huitzilopochtli, les comunicó a los sacerdotes que debían migrar hasta que él les enviara una señal, era una idea aceptada en aquellas épocas.

El investigador destaca que, de acuerdo con estas antiguas tradiciones, la promesa más que encontrar un lugar se basaba en llegar a ser poderosos y ricos. Y añade que no hay ninguna fuente que indique que Huitzilopochtli les dijo que se asentarían en un sitio en particular. “Simplemente les dijo que habrá una señal, pero nunca se especifica cuál”.

Los mexicas también creían que esta señal divina no podía interpretarla cualquiera, sólo los teomamaque, es decir, los sacerdotes cargadores de las reliquias de los dioses, de las imágenes sagradas, que transportaban en su espalda durante las migraciones.

“Los mexicas se comportaban y organizaban conforme a patrones culturales muy antiguos en Mesoamérica, ellos son la suma de muchas antiguas tradiciones que hay en ese momento, porque la creencia en un dios principal que los cobija, que les da instrumentos de trabajo, en su caso armas, que les da nombre, que les va a proveer de una ciudad magnífica, es una idea común a muchos grupos, algunos logran concretar esas aspiraciones, otros nada más lo intentan, pero los mexicas fueron capaces, después de un proceso histórico de cristalizar sus aspiraciones”.

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Un pueblo lacustre.

En cuanto al eje histórico, las fuentes para documentar esta fundación son escasas pues los registros no son contemporáneos a los hechos, sino que fueron relatados años después, sin olvidar que con la llegada de los españoles se destruyeron documentos valiosos y se perdieron muchas versiones.

Algo que sí se tiene documentado es que migraron de un sitio identificado con el nombre de Aztlán, que posiblemente se encontraba al norte de Mesoamérica, no al norte del México actual, como a veces se llega a pensar.

El doctor Pastrana Flores destaca que hasta el momento no tienen información precisa de dónde estuvo ese sitio, “cualquier propuesta es simplemente una hipótesis, como las ha habido desde hace 500 años, y no hay manera, hasta el momento, de demostrar que el lugar inicial estuvo en determinado punto”.

Por ello, al estudiar las costumbres de la época es posible reconstruir que no eran un grupo nómada, es decir, que iban de un lugar a otro sin practicar la agricultura y sin establecerse, sino que eran migrantes, pues transitaban por lugares en los que pueden practicar su actividad principal, el aprovechamiento de los recursos lacustres.

Su lugar de nacimiento, Aztlán, se describe en los códices como una isla, por lo que sabían hacer represas, acueductos, practicaban la pesca, la caza de aves acuáticas, la recolección de productos acuáticos o del limo del lago, el cual utilizaban como fertilizante o de plantas lacustres para tejidos o para hacer petates.

Algunas fuentes en donde los investigadores han estudiado la fundación de Tenochtitlán son el Códice Boturini, el Códice Aubín, la Crónica Mexicáyotl.

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Llegada al islote.

Los mexicas migraron por varios sitios, algunas fuentes indican que antes de establecerse en Tenochtitlán hubo distintas fundaciones frustradas, porque durante el tiempo que duró la migración se presentaron conflictos internos, ya sea porque un grupo sí quería quedarse en algún sitio y otro no, porque los grupos que ya habitaban esas zonas no los querían, etcétera.

Uno de estos primeros intentos para fundar la ciudad ocurrió en Coatépec, en la zona de Tula, Hidalgo (en donde se cree que nació Huitzilopochtli), pero un conflicto interno lo impidió y decidieron no quedarse en ese lugar. Otro intento ocurrió en el Lago de Pátzcuaro, en donde algunos sí se quedaron. Otros más ocurren en Malinalco, en el Estado de México, en Chapultepec y en Culhuacán.

“Hay varios intentos que se frustran por diversos motivos, pero eso nos habla muy claramente de que hay un esquema de conducta, porque una cosa es que se quiera cumplir mi esquema ideológico y otra que se pueda hacer en la realidad”.

Finalmente, llegan al islote en la cuenca de México, en donde ya había otros asentamientos, el doctor Pastrana destaca que incluso hay registro arqueológico de que población de la cultura tolteca habitó esa zona entre los años 1,000 a 1,200. “Fue un islote poblado y repoblado varias veces a lo largo del tiempo”.

Cuando los mexicas llegan al islote, este ya tiene dueño, los tepanecas de Azcapotzalco, quienes los dejan asentarse ahí porque ven en ellos una fuerza guerrera que necesitan para sus conquistas, y porque les pagan tributo por ocupar el lugar.

Así, los mexicas se insertan en una dinámica político-económica que ya existe, y aunque el lugar es el menos propicio para asentarse saben explotarlo gracias a sus conocimientos lacustres y hacen represas, chinampas y aprovechan los recursos del lago.

Aunque también tienen que integrarse a un sistema de mercado, a través de los tianguis regionales para obtener maíz, frijol, calabaza, así como madera, piedra u otros elementos que necesitaban para construir y se van insertado en esa dinámica y a partir de ahí irán reconstruyendo su propia historia.

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Año de la fundación.

1325 ha sido la fecha más aceptada por los investigadores como el año en que se fundó Tenochtitlán. Este dato está registrado en el monumento conocido como Teocalli de la Guerra Sagrada –que actualmente se ubica en el Museo de Antropología–, que es el monolito en donde se hace referencia al evento de la fundación. En él se menciona la fecha de Ome calli, año Dos Casa, que correspondería a nuestro 1325.

El investigador comenta que en dicho monumento no se menciona en específico el día ni el mes, y hasta el momento no existen documentos que relacionen la fundación de Tenochtitlán con la ocurrencia de algún fenómeno astronómico, como un eclipse solar.

“Es posible, pero no hay manera de probarlo hasta ahora. Ese año se funda la ciudad, pudo haber sido poblada antes por los mexicas y por algunas razones, que no quedan claras, en ese año se hizo el protocolo oficial. La fundación es parte de un entramado muy amplio, una cosa es cuando llegan a esa zona lacustre, quizás no fundaron de inmediato, sino lo hicieron después cuando se enteraron de que era el momento adecuado para hacerlo y lo que fundan, por lo menos en 1325, seguramente fue un pequeño pueblo”.

Además de la relevancia del año de su fundación, también ha sido importante conocer en qué momento dejó de ser un pequeño pueblo y se convirtió en una ciudad media y posteriormente en una ciudad hegemónica, imperial y conquistadora.

Entre los aspectos que permitieron que el pueblo mexica se convirtiera en una sociedad dominante se encuentran su especialidad militar, “ya que pueden transformarse de simples pescadores a feroces guerreros”, sus conocimientos lacustres, así como la posición estratégica que tenían en el lago. Además, tuvieron un buen manejo político al interior de la comunidad y en las alianzas externas que conformaron.

Hoy, a siete siglos de la fundación de Tenochtitlan, las preguntas alrededor de este hecho siguen vigentes, así como las áreas de investigación que permitan entender y conocer más de este pueblo mexica que partió de una isla para adueñarse de un pequeño islote y transformarse en la cultura mesoamericana más próspera de ese momento.

Significado del nombre.

El nombre de la ciudad se encuentra escrito en diversos códices en el sistema de escritura jeroglífica náhuatl, es decir, que se utiliza signos figurativos para representar palabras completas (logogramas), o silabas (silabogramas).

El signo de una piedra tetl, registraba la sílaba te, mientras que la figura de una tuna en su nopal registraba la palabra NOCH, y finalmente, como en una abreviatura, se completaban los elementos faltantes, así se leía te-NOCH-(titlan), Tenochtitlan, con el sentido de “Lugar donde crece la tuna dura”.

“Es una escritura figurativa, lo que representa son elementos reconocibles: animales, plantas, objetos, partes del ser humano, pero tienen un valor meramente fonético. La escritura egipcia jeroglífica es muy parecida, lo que uno ve es serpiente, conejo, búho, mano, ojos, pero no leo mano, ojo, conejo, leo un nombre. Lo mismo pasa con la escritura náhuatl. Lo que está poniendo ahí es la palabra, el nombre de la ciudad. El águila es uno de los nahuales de Huitzilopochtli, entonces, el dios no se posa sobre un nopal, sino sobre la palabra misma, que en este contexto alcanza un carácter sagrado”.

Por: María Luisa Santillán.

Sitio Fuente: Ciencia UNAM