Recordamos a Rubén Darío a través de sus mejores versos

BIOGRAFÍAS

En el marco del aniversario del nacimiento de uno de los poetas más grandes, compartimos parte de su historia y sus mejores versos.

-

Cuando hablamos de literatura y poesía, es imposible no nombrar a Rubén Darío, uno de los maestros de las letras más relevantes de todos los tiempos. A casi 150 años de su nacimiento, recordamos una parte de su producción artística y su vida.

Félix Rubén García Sarmiento, mejor conocido como Rubén Darío,  fue un poeta y diplomático nicaragüense, y el máximo exponente de la corriente modernista. Se lo conoce como el príncipe de las letras castellanas.

Se sabe poco de su infancia. Fue criado por sus tíos abuelos, a quienes consideró sus padres desde siempre. Aprendió a leer desde muy pequeño, cerca de la edad de 3 años, y así disfrutó de los clásicos de la literatura como Don Quijote y La Biblia. En su juventud trabajó como periodista y como empleado en la Biblioteca Nacional, donde fue creando lazos con personas del mundo de las letras.

Migró a Chile donde publicó su primera obra “Abrojos”, y a partir de aquel momento, no dejaría de publicar sus trabajos, tanto en diarios, como en formato libro. Comenzó a viajar por toda Latinoamérica a medida que iba ganando renombre. En 1898 se embarcó a España, donde despertó la atención de un grupo de jóvenes defensores del modernismo. Sus siguientes publicaciones entre las que se encuentran la segunda edición de “Prosas profanas” y “Cantos de vida y esperanza, los cisnes y otros poemas” lo catapultaron hacia la fama.

Su visión única de la poesía como música y su destacado lenguaje poético, lo consagraron como un fundador de la literatura de hispanoamericana del siglo XX y uno de los representantes más destacados del modernismo.

Entre sus versos más destacados, se encuentran:

“Dichoso el árbol que es apenas sensitivo,
y más la piedra dura, porque esa ya no siente,
pues no hay dolor más grande que el dolor de ser vivo,
ni mayor pesadumbre que la vida consciente”.

Extracto de “Lo fatal”.

“Amar, amar, amar, amar siempre, con todo
el ser y con la tierra y con el cielo,
con lo claro del sol y lo oscuro del lodo:
Amar por toda ciencia y amar por todo anhelo”.

Extracto de “Amo, amas”.

“Juventud, divino tesoro,
¡ya te vas para no volver!
Cuando quiero llorar, no lloro...
y a veces lloro sin querer”.

Extracto de “Canción de otoño en primavera”.

“La princesa está triste... ¿Qué tendrá la princesa?
Los suspiros se escapan de su boca de fresa,
que ha perdido la risa, que ha perdido el color.
La princesa está pálida en su silla de oro,
está mudo el teclado de su clave sonoro,
y en un vaso, olvidada, se desmaya una flor”.

Extracto de Sonatina. (La princesa está triste)

Sitio Fuente: Universia México