Invitan a reflexionar sobre el ADN del idioma español, en FIL Literatura

UNIVERSIDAD DE GUADALAJARA / FIL 2025.-

Mediante la obra de divulgación de la filóloga Concepción Company, disertan sobre los contactos que conforman el español.

Con el fin de reflexionar cómo se ha configurado la lengua española, de cuáles lenguas se ha nutrido y cómo refleja un ADN cultural que le da identidad al tiempo que proyecta nuestra percepción del mundo, tomando en cuenta la última propuesta bibliográfica de la filóloga mexicana Concepción Company, tuvo lugar la mesa de diálogo y presentación del libro El español. Un ADN cultural de muchas lenguas, como parte de las actividades de FIL Literatura durante la edición 39 de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara (FIL).

En el diálogo tomaron parte la profesora e investigadora de la UNAM, Concepción Company y la traductora y editora Laura García Arroyo, moderadas por el fundador y codirector editorial de La Caja de Cerillos Ediciones, Alejandro Cruz Atienza. 

Laura García habló de la importancia de unir el concepto de ADN con el lenguaje, puesto que, según destacó, “cada que alguien abre la boca y habla, nos da un vistazo de quién es y de dónde viene”. Y le preguntó a Company sobre su trabajo de divulgación, su nacimiento y construcción.

Company compartió algunas anécdotas sobre la construcción de varios de sus proyectos editoriales, como aquel Diccionario de mexicanos, donde quiso recalcar que la lengua es amplia e incluye todo lo que es mencionado por quienes conforman una comunidad.

“Mi propósito era escribir un libro que pudiera mostrar que la lengua se fortalece con la comunidad, donde los rituales y la unidad de varias culturas conforman nuestro español, nuestro lenguaje. La lengua es el más poderoso identificador de cualquier ser humano, es un individualizador tan poderoso como el ADN”, mencionó.

México contribuye con el 25 por ciento de hispanohablantes a nivel mundial, lo que lo vuelve un referente del idioma y vuelve su lenguaje parte de la universalidad y generosidad del español, así lo recalcó Company.

“El usar las frases hechas aquí y compartir el hecho biológico de hablar nos vuelve seres anclados en genes, pero también en hechos históricos. Eso es lo que forma nuestra sintaxis libre, que comparte verbos de transferencia; tan español es decir ‘hola’, como decir ‘quiúbole’”, agregó.

Company resaltó que las palabras prestadas del inglés, francés y náhuatl suelen ser categorizadas y asignan un peso social a quienes la hablan.

“Somos seres valoradores, hay lenguas de prestigio que nos dan orgullo y otras que nos dan repele, y eso tiene que ver con un conjunto de factores relacionados con la temporalidad de las palabras; arroz, es un arabismo, por ejemplo, como alacena y alberca, pero como es tan grande su historia lo aceptamos muy bien, no nos damos cuenta, lo que nos invita a cuestionar la islamofobia, cuando el árabe nos dio más de cuatro mil vocablos”.

Para la autora, el peso social de las lenguas es evidente: “En el francés encontramos glamour, pero en las lenguas amerindias no. Nos asustamos con el inglés porque viene de un imperio, es una lengua económica. Es importante ver cómo todos los préstamos enriquecen, y la lengua española está llena de ellos”, dijo.

Para seguir con la conversación, Laura Arroyo puso sobre la mesa la creatividad, la escritura, el juego y la metáfora como una manera diferente de usar el español, lo que representa un orgullo para la lengua.

“Los seres humanos somos los únicos que poseemos la capacidad de tener una sintaxis libre, y en esa libertad radica nuestra habilidad de hacer asociaciones metafóricas. Los contactos rejuvenecen las lenguas, las recrean y las vuelven mixtas y metafóricas. Tan metafórico era Cortázar como lo es el señor de la banqueta; el lenguaje se crea todos los días, no lo construyen sólo los escritores”, dijo Company.

Ella fue puntual al recalcar: “No existen lenguas puras, el castellano y el portugués, por ejemplo, pueden entenderse en un 80 por ciento; el argentino y el mexicano sólo se pueden entender en un 69 por ciento. La política, la cultura y la frontera pueden favorecer a las lenguas oficiales; sin embargo, el hablante no tiene una manera de saber si lo que hablamos viene de su lengua patrimonial”.

Texto: Anashely Fernanda Elizondo Corres / Fotografía: Adriana González.

Sitio Fuente: UdeG