El mecanismo que controla la presión arterial del lagarto overo funciona mejor con frío

Brasil. ZOOLOGÍA.-

Este réptil sudamericano, que depende de la temperatura exterior para regular la suya, puede experimentar durante un mismo día variaciones de entre 15 y 35 grados Celsius y, pese a ello, mantener el control de su tensión arterial.

Lagarto overo (Salvator merianae)/Gustavo Marega Oda/UFSCar.

El mecanismo encargado de mantener la presión arterial estable en el lagarto overo (Salvator merianae), aun bajo una gran variación de temperatura corporal, es más eficiente en el frío que en el calor, al contrario de lo que se creía hasta hace poco. Para ello existe una mayor participación vascular en los ajustes que se realizan. Esta conclusión salió publicada en un artículo en la revista PLOS ONE que suscriben investigadores de la Universidad Federal de São Carlos (UFSCar), en Brasil, con el apoyo de la FAPESP.

Este resultado allana el camino hacia la realización de nuevos estudios referentes a la fisiología de los animales ectotérmicos, que dependen de la temperatura exterior para regular la suya. Y también puede aportar nuevas aplicaciones del método empleado en el estudio.

“Todo el mundo ya debe haber sentido un mareo al levantarse muy rápidamente de la cama. El barorreflejo es el mecanismo que, en esos casos, compensa esa alteración brusca de la presión arterial. En ese movimiento, la sangre de la parte inferior del cuerpo, que antes estaba circulando a la misma altura del corazón, mientras la persona estaba acostada, pasa a tener que fluir contra la gravedad cuando la persona se levanta. Este tipo de reflejo ocurre en todos los vertebrados y sufre el efecto de la temperatura. Se creía que el incremento del metabolismo con temperaturas más altas aumentaría la eficiencia del mecanismo, cosa que no se verificó”, explica Renato Filogonio, primer autor del artículo y becario de posdoctorado de la FAPESP en el Departamento de Ciencias Fisiológicas del Centro de Ciencias Biológicas y de la Salud (CCBS) de la UFSCar. Este trabajo integra un proyecto financiado por la Fundación y coordinado por Cléo Alcantara Costa Leite, docente del CCBS-UFSCar.

“El barorreflejo es un mecanismo importante para mantener estable la presión al comienzo del circuito del sistema circulatorio. Esta presión debe estar alta al principio y baja al final del sistema, pues la diferencia de presión genera el flujo sanguíneo. Y sin flujo no hay perfusión, que es el paso de la sangre por los tejidos. El barorreflejo es un mecanismo de ajuste, un reflejo que el sistema nervioso autónomo de todos los vertebrados genera para mantener la homeostasis del sistema cardiovascular”, dice Alcantara Costa Leite, coordinador del estudio.

Libre de fármacos.

Los trabajos publicados hasta ahora mostraban que cuanto más alta es la temperatura corporal, más eficiente era el barorreflejo en réptiles y anfibios. Sin embargo, en esos estudios las mediciones de alteración de frecuencia cardíaca se habían realizado tras la aplicación de fármacos que fuerzan la presión arterial de los animales arriba o abajo. En el trabajo actual, los animales fueron evaluados sin el estrés de la manipulación farmacológica.

Asimismo, los estudios anteriores hacían hincapié únicamente en la denominada rama cardíaca del barorreflejo, que es aquella que el método farmacológico permite medir. Los investigadores de São Carlos analizaron la llamada rama vascular del barorreflejo. El objetivo consistió en verificar si el mismo efectuaba alguna compensación que pudiese ayudar a la rama cardíaca a mantener la homeostasis del sistema cardiovascular, aun a baja temperatura.

“Resulta contraintuitivo pensar que la rama cardíaca del barorreflejo es menos eficiente a bajas temperaturas, toda vez que en ellas los animales disminuyen la frecuencia cardíaca y, por consiguiente, la cantidad de eventos destinados a la regulación de la presión arterial. En esta situación, en teoría, la rama cardíaca debería ser más eficiente y no menos. Por ende, pensamos que podrían existir otros mecanismos, aparte de la rama cardíaca, que pudieran ayudar en esta regulación de la presión arterial cuando los animales se encuentran expuestos a temperaturas más frías. Por eso decidimos investigar la rama vascular del barorreflejo, que es relativamente poco analizada en investigaciones de esta índole”, afirma Filogonio.

Para obtener las mediciones de la presión arterial diastólica y sistólica, de la frecuencia cardíaca y de las pulsaciones, se les implantaron catéteres a 11 lagartos overos, conectados a aparatos destinados a efectuar las mediciones en tiempo real. Las mediciones se realizaron a tres temperaturas: 15 °C, que el animal experimenta durante la noche; 35 °C, la temperatura de preferencia para las actividades cotidianas, y 25 °C, un valor intermedio entre ambos extremos.

“Los resultados demostraron que, en la práctica, el barorreflejo actúa en forma más eficiente cuando la temperatura está bajando, que es lo opuesto a lo que se imaginaba. Cuando la temperatura es más baja, el animal trabaja con una menor frecuencia cardíaca; por eso las compensaciones no pueden depender únicamente de esta rama reguladora. Y es esto lo que sucede en ese caso. Este mecanismo posee una mayor eficiencia, y la misma también depende de ajustes vasculares”, afirma Alcantara Costa Leite.

“Es un buen punto de partida para la realización de estudios que contemplen la rama vascular del sistema barorreflejo, ya sea en fisiología comparativa o en aspectos evolutivos de este grupo. E incluso en el área médica, toda vez que constituye un método de fácil manipuleo con otros animales”, culmina Filogonio.

Sitio Fuente: DICyT