Proyecto Regresa: Inteligencia Artificial aplicada a la búsqueda de menores desaparecidos

ANTROPOLOGÍA SOCIAL Y TECNOLOGÍA.-

El potencial de un algoritmo en combinación con la antropología frente a la desaparición de personas.

53,894 menores de 0 a 17 años han sido reportados como desaparecidos en México del 1 de enero de 2015 al 30 de agosto de 2023, y de este número hasta el 30 de agosto de 2023 seguían desaparecidos 10,645, de acuerdo con datos de la Red por los Derechos de la Infancia en México. Asimismo, según el Comité sobre los Derechos del Niño de la ONU cada día desaparecen 14 niños en México o uno cada dos horas.

El rango de edad en el que más desaparecen los menores, en el caso de las niñas es de alrededor de los 14 o 15 años con fines de explotación sexual, en tanto la desaparición de niños es mayormente desde los 10 años y es por reclutamiento forzado.

Las cifras son escalofriantes por donde se les vea, no importa si son de organismos internacionales u nacionales, las infancias mexicanas enfrentan esta problemática social que trae innumerables consecuencias como la violación de sus derechos humanos, el trabajo forzado, problemas psicológicos para los infantes y sus familias.

Desde el Centro de Estudios Antropológicos de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM se desarrolla el proyecto Regresa, cuya responsable es la doctora Ana Itzel Juárez Martín, el cual “conjunta las herramientas de la Inteligencia Artificial con los conocimientos y técnicas de la Antropología Física y Social, con el objetivo de apoyar en los procesos de búsqueda e identificación de menores desaparecidos en México a mediano y largo plazo”.

La idea del proyecto Regresa es generar un algoritmo capaz de realizar la progresión de edad en una persona, es decir, determinar cómo se veía a los 5 años, a los 15 o a los 30. Esto sería de mucha utilidad para apoyar la búsqueda de menores desaparecidos, sobre todo aquellos que no son localizados de manera pronta, lo cual puede provocar que con el paso de los años ya no puedan ser reconocidos.

El algoritmo también sería capaz de que una persona adulta pueda saber cómo se veía en la infancia, lo que se conoce como regresión de edad. Esto serviría en aquellos casos en que algún adulto sospecha que fue extraído de su núcleo familiar y quiere ver cómo era en su infancia.

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Antecedentes de Regresa.

Los inicios de este proyecto, explica a Ciencia UNAM la doctora Juárez Martín, se remontan a hace una década, cuando ella empezó a trabajar un software de progresión que diera cuenta de la diversidad de la población mexicana.

Varios años después, en 2022, ya como parte del Centro de Estudios Antropológicos participó en una Convocatoria de la Alianza UNAM-Huawei en la que se buscaba que los proyectos priorizaran dos aspectos: la atención de problemáticas sociales (sobre todo de población vulnerable) y la inteligencia artificial.

Su experiencia de una década atrás en el desarrollo de un software que conjuntara la diversidad de la población mexicana y la problemática de la desaparición de menores en el país, les hizo ser seleccionados en esta convocatoria.

Esta convocatoria duró un año, por lo que la primera parte del proyecto fue vigente durante todo 2023. En ese tiempo conformaron el equipo con estudiantes y egresados del Centro de Estudios Antropológicos, quienes fueron becados por parte de la Alianza y del Programa de Jóvenes Construyendo el Futuro. Además, se capacitaron, hicieron la convocatoria para invitar a participar a la población, así como el protocolo de toma de fotografías y el diseño del muestreo de imágenes.

Ya durante 2024 han trabajado con recursos propios tanto a nivel económico como de personal. El proyecto adquirió un nombre en particular: Regresa, y actualmente mucho del trabajo que se realiza por parte de los estudiantes es voluntario.

“Ahora es un piloto en donde lo que queremos es reunir un banco de imágenes, pero en población mexicana para entrenar el algoritmo en las trayectorias de crecimiento y que pueda hacerse esa progresión de edad con base científica”.

Entrenamiento biológico y poblacional.

En la actualidad, existen algunos programas o aplicaciones del celular que sirven para saber cómo se vería una persona en algunos años, sin embargo, una de sus características es que sólo permiten ver el rosto más envejecido, pero no hay un crecimiento real de cada una de las facciones a lo largo del tiempo.

El crecimiento en el rostro va ocurriendo desde el nacimiento hasta que deja de crecer todo lo que lo conforma, por ejemplo, el cráneo, la forma de la nariz, los ojos, aparecen las líneas de expresión, cambia la textura de la piel.

La antropóloga Juárez Martín explica que la intención del proyecto Regresa es “entrenar ese algoritmo científicamente, es decir, que aprenda las trayectorias reales de cómo crece el rostro, porque no es regular desde que uno nace hasta los 20 o 21 años, más bien hay momentos y todo eso tiene que ver con las hormonas de crecimiento y después de la adolescencia con las hormonas sexuales, la genética”.

La también maestra en Criminalística precisa que hay ritmos en el crecimiento del rostro, momentos en el que se acelera, después se estabiliza, por lo que en su grupo de trabajo están interesados en que el algoritmo aprenda este tipo de crecimiento, que no es parejo durante toda la vida de una persona.

Por ello, el algoritmo que están entrenando en el proyecto Regresa trabaja a dos niveles, uno es el biológico, es decir, que aprenda cuál es el crecimiento natural del rostro de una persona, y el segundo es que identifique la variabilidad poblacional, es decir, cómo es el mexicano y cómo es su crecimiento.

Aunque ya existen algunos bancos de imágenes para uso de investigación, no los hay sólo de población mexicana, por lo que este algoritmo sería el primero de este tipo y se entrenaría para que sea capaz de identificar la variabilidad que existe en el mexicano, por ejemplo, su tipo de nariz, grosor de labios, forma de ojos y cejas.

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Recopilación de imágenes.

Durante 2024 se ha ido conformando un banco de imágenes que hasta el momento incluye 75 personas que han participado de manera voluntaria. La forma de participar en el proyecto es acudir al Centro de Estudios Antropológicos de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales, firmar un consentimiento informado y un acuerdo de confidencialidad en donde se les explica que sus datos no serán usados para algo diferente que no sea el proyecto Regresa.

Posteriormente, a los participantes se les toman datos como peso y talla, y contestan un instrumento sociodemográfico: “donde tratamos de dar cuenta si hay alguna condición de riesgo que pudiera ser un foco rojo para que en algunas regiones del país existan mayores casos de desapariciones”, explica la universitaria.

Finalmente, se les toman fotografías a los participantes, las cuales también cuentan con un protocolo forense para ser adquiridas, es decir, siempre deben tener la misma iluminación, pose, distancia.

Por su parte, cada participante tendrá que compartir fotografías suyas que fueron tomadas a lo largo de su vida, desde su nacimiento, infancia, adolescencia, hasta la edad adulta. Cabe destacar que sólo pueden participar en este proyecto personas mayores de edad.

En opinión de la responsable del proyecto Regresa, actualmente esta propuesta tiene dos retos. El primero es ingresar manualmente a una hoja de cálculo el tipo de rasgos de una persona, por ejemplo, qué tipo de nariz tiene, cuál es la distancia entre los ojos, el tamaño de la boca, etcétera. Para hacerlo deben procesar fotografías de los voluntarios durante la primera infancia, luego entre los 8 y los 10 años, la adolescencia y la edad adulta, con el fin de identificar los cambios en el rostro.

El segundo reto es el procesamiento computacional de cada imagen para poder extraer los landmarks o puntos de referencia que se pueden situar en alguna estructura ósea y que después en la computadora se sobreponen en una malla 3D del rostro de la persona. Cuando se combinan los datos, el algoritmo podría ir registrando cómo va cambiando el rostro y proporcionar una imagen de la posible apariencia de una persona.

“Entendemos que la inteligencia artificial necesita un número importante de imágenes para poder tener una progresión que trate de dar cuenta realmente de cómo sería la apariencia del rostro de esta persona en el tiempo”, por lo que durante este 2025 esperan continuar con el apoyo de más voluntarios en el proyecto.

Si deseas participar en el proyecto Regresa envía un correo a: Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.

Por: María Luisa Santillán.

Sitio Fuente: Ciencia UNAM