El océano se apaga: un silencioso oscurecimiento amenaza la vida marina
OCEANOGRAFÍA / BIOLOGÍA MARINA.
Un fenómeno global reduce la zona iluminada del océano, poniendo en jaque la biodiversidad y los ciclos biogeoquímicos.
Los científicos advierten sobre las consecuencias ecológicas y climáticas del oscurecimiento de más de una quinta parte del océano mundial. / Universidad de Plymouth.
En las profundidades del océano, donde la luz es vida, una sombra avanza silenciosa. Más de una quinta parte de la superficie marina mundial se ha oscurecido en las dos últimas décadas, reduciendo la zona fótica —el hábitat de la mayoría de los seres marinos— y desencadenando una crisis ecológica de alcance planetario.
En las últimas dos décadas, el océano global ha experimentado un fenómeno silencioso pero de gran trascendencia ecológica: el oscurecimiento progresivo de sus aguas superficiales. Este proceso, detalladamente analizado en un artículo publicado en la revista Global Change Biology, implica una reducción significativa en la profundidad de la zona fótica, es decir, la capa oceánica donde la luz solar y lunar es suficiente para sustentar procesos biológicos fundamentales.
La zona fótica, que en promedio se extiende hasta los 200 metros de profundidad, alberga al 90% de la vida marina. En ella, la luz no solo impulsa la fotosíntesis de fitoplancton —base de la cadena alimentaria marina—, sino que regula una diversidad de procesos biológicos: desde la migración vertical diaria del zooplancton, hasta la reproducción sincronizada de invertebrados y mecanismos de camuflaje, depredación y orientación de numerosas especies. Por tanto, cualquier alteración en la cantidad o calidad de luz que penetra en el océano tiene el potencial de transformar profundamente los ecosistemas marinos y los servicios que estos proveen.
Rigurosamente comprobado.
Para cuantificar este fenómeno, los investigadores analizaron una serie temporal de 20 años (2003-2022) utilizando el coeficiente de atenuación difusa de la luz a 490 nm (K₁(490)), obtenido mediante el satélite MODIS Aqua. Este parámetro permite estimar cuánta luz es absorbida o dispersada en el agua, y por tanto, hasta qué profundidad puede penetrar la luz necesaria para los procesos biológicos.
Los resultados son contundentes: el valor de K₁(490) aumentó en el 21% de la superficie oceánica mundial, lo que indica que esas aguas se han vuelto más opacas. En consecuencia, la profundidad de la zona fótica se redujo en más de 50 metros en un 9% del área oceánica, y en más de un 10% en otro 9% adicional. Aunque tradicionalmente se asociaba este oscurecimiento a zonas costeras —afectadas por el aporte de nutrientes, materia orgánica y sedimentos—, el estudio demuestra que también afecta a vastas regiones de mar abierto, especialmente en los océanos polares, el Atlántico noreste y el Pacífico noroeste.
Múltiples causas.
El oscurecimiento oceánico es el resultado de múltiples factores. En las zonas costeras, el incremento de nutrientes y sedimentos, producto de la actividad humana y el cambio en los usos del suelo, favorece proliferaciones de fitoplancton y materia orgánica disuelta, que absorben y dispersan la luz. Sin embargo, en mar abierto, el fenómeno parece estar vinculado a cambios en la circulación oceánica global y al calentamiento de la superficie marina, que alteran la distribución y concentración de organismos y partículas en suspensión.
La reducción de la zona fótica implica una pérdida de hábitat para innumerables especies adaptadas a la vida bajo ciertas condiciones de luz. Por ejemplo, la migración vertical diaria del zooplancton —el mayor desplazamiento de biomasa en el planeta— se verá forzada a realizarse en capas más superficiales, con posibles repercusiones en la cadena alimentaria y la dinámica de nutrientes. Además, el oscurecimiento podría desincronizar eventos reproductivos dependientes de los ciclos lunares y solares, afectando la reproducción y supervivencia de numerosas especies marinas.
Equivalente a la deforestación.
Desde el punto de vista biogeoquímico, la zona fótica es clave para la fijación de carbono y el ciclo global de nutrientes. Su reducción podría disminuir la productividad primaria y alterar los flujos de carbono hacia las profundidades, con posibles consecuencias sobre el clima global.
El estudio advierte que aún se desconocen muchos de los impactos a largo plazo del oscurecimiento del océano, pero subraya que sus efectos podrían ser severos y de gran alcance.
La magnitud de la pérdida de zona fótica es comparable, en términos de extensión, a la deforestación terrestre ocurrida desde el año 2000, lo que resalta la urgencia de comprender y mitigar este proceso, según los investigadores.
Por: Eduardo Martínez de la Fe / T21.
Sitio Fuente: Levante / Tendencias21