Los lugares ocultos de tu cocina que podrían estar llenos de moho (y cómo evitarlo)

CIENCIAS PARA TODOS.-

Desde lavavajillas hasta juntas de frigoríficos, el moho puede esconderse a plena vista. Descubre consejos prácticos para mantener la cocina limpia y libre de moho.

El fregadero de la cocina es un lugar habitual donde crece el moho, especialmente en zonas húmedas donde tienden a acumularse restos de comida y agua. Descubre otros lugares ocultos donde prolifera el moho y sigue estos consejos de expertos para mantener tu cocina segura. Fotografía de Photograph AJ_Watt, Getty Images.

El moho está prácticamente en todas partes. El moho, una categoría de hongos muy diversa, se reproduce liberando nubes de esporas microscópicas, partículas similares a semillas que pueden aterrizar y prosperar en casi cualquier lugar donde haya agua, comida y oxígeno.

Como es lógico, las cocinas son una fuente fiable para todas esas necesidades. Si alguna vez has notado un poco de negro en el borde de tu batidora o en la esquina trasera del frigorífico, no eres el único. Gracias a las condiciones de humedad y a la constante afluencia de alimentos, el moho en la cocina es una parte inevitable de la vida.

Aunque estas pequeñas cantidades no suelen tener efectos sobre la salud, algunos mohos pueden provocar reacciones alérgicas o, en casos extremos, producir efectos tóxicos agudos. 

Sin embargo, una higiene adecuada en la cocina evitará los peores percances relacionados con el moho. Los expertos ofrecen consejos para encontrar, eliminar y evitar por completo los hongos.

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Los lugares donde se esconde el moho en la cocina.

Al igual que otros microbios, los mohos no son muy exigentes en cuanto al lugar donde crecen.

“En teoría, no hay superficies en las que los microbios (como el moho) no puedan crecer”, asegura Jordan Peccia, profesor y director del departamento de ingeniería química y medioambiental de la Universidad de Yale. Según él, desde el plástico hasta la madera o el acero, “si hay agua, encontrarán la manera de sobrevivir”.

Sin embargo, hay ciertos lugares que son especialmente propicios para el crecimiento de hongos. Peccia señala aquellas partes de la cocina que suelen estar húmedas, pero que no siempre se utilizan o se limpian, como las cafeteras. “Si tienes una cafetera y la utilizas, pero no la limpias todos los días, el moho crecerá justo encima”, ejemplifica. “Lo mismo ocurre con la junta de la batidora... cualquier cosa que esté constantemente húmeda”.

Los frigoríficos son un terreno especialmente fértil para el moho, según Don Schaffner, director del departamento de ciencia alimentaria de la Universidad de Rutgers. “La junta del frigorífico es un buen ejemplo, ya que puede acumular humedad”, sostiene. Otros puntos críticos son el cajón de las verduras frescas o la esquina trasera, donde pueden haberse derramado condimentos. Un estudio de 2014 reveló un crecimiento significativo de moho y otros microorganismos en estos electrodomésticos, especialmente en el estante inferior.

Los alimentos son la mayor fuente de moho en la cocina. Si bien productos como la fruta fresca, el queso blando y las barras de pan son un terreno ideal para el crecimiento de moho, incluso cantidades microscópicas de alimentos (como salpicaduras de café o residuos de tarros de mermelada con fugas) pueden sustentar colonias.

“Cualquier lugar de la cocina en el que se puedan juntar restos de comida y que pueda adquirir humedad del aire o de los alimentos, cualquiera de esos lugares podría acumular moho”, indica Schaffner.

Otros electrodomésticos de cocina también favorecen el crecimiento de moho. “Hay muchos hongos que viven en nuestros lavavajillas”, asegura Joan Bennett, profesora de biología vegetal y patología en la Universidad de Rutgers. Las investigaciones han demostrado que toda una serie de especies de moho (y otros hongos) pueden colonizar los lavavajillas a pesar de las temperaturas extremadamente altas y la humedad.

No solo las superficies sólidas son propensas al crecimiento de moho, sino que también lo son los paños de cocina y las alfombrillas. Parte del peligro radica en que el moho en las alfombrillas puede ser difícil de detectar, a diferencia de lo que ocurre en una pared blanca o una estantería de plástico. Del mismo modo, los paños de cocina, si se utilizan con frecuencia y se dejan húmedos, se convertirán en un caldo de cultivo ideal para el moho, la levadura y las bacterias.

Aunque Schaffner nunca ha visto moho visible en las esponjas, que, al igual que las tablas de cortar y los tiradores de los fregaderos, son muy transitadas y propicias para las bacterias, eso no significa que el moho no pueda crecer también allí. “Las esponjas retienen agua y pueden contener restos de comida”, comenta. “Sabemos, basándonos en investigaciones publicadas, que probablemente uno de los lugares más sucios de la cocina es la esponja de cocina”.

Cómo evitar el moho en la cocina: las recomendaciones de los expertos.

La mayor parte del crecimiento de moho se puede evitar simplemente manteniendo la cocina limpia y seca.

“La clave es mantener baja la humedad”, subraya Peccia, y añade que, por regla general, “el moho no crece en superficies secas”. Hay que estar atentos a la condensación, limpiar los derrames y las fugas, y eliminar el polvo y los residuos de las superficies. Sugiere el uso de deshumidificadores y aire acondicionado en hogares con ambientes especialmente húmedos.

Aunque no hay una recomendación estricta sobre la frecuencia con la que se debe limpiar el frigorífico y otras superficies de la cocina, Schaffner propone que, por lo general, lo adecuado es hacerlo entre una y dos veces por semana.

En cuanto a las toallas y esponjas, lo más importante es reducir la acumulación de humedad y cambiarlas con frecuencia. “Deja que las esponjas se sequen”, insiste Schaffner. “Si están en el fondo del fregadero con un poco de agua, las enjuago, las escurro y las coloco en el escurridor de platos en un lugar donde se puedan secar”. ¿Quieres desinfectar rápidamente las esponjas? Schaffner aconseja meterlas en el lavavajillas o calentarlas en el microondas en un recipiente con agua.

Aun así, las fugas y los derrames pueden pasar desapercibidos, y es inevitable que de vez en cuando aparezca alguna colonia de moho. Entonces, ¿qué pasa cuando ves una mancha sospechosa?

Como regla general, los expertos en seguridad alimentaria recomiendan tirar los alimentos húmedos, como el brie, el yogur, el hummus y las bayas, cuando aparece moho. Los alimentos más densos y secos, como el queso duro o las zanahorias, se pueden salvar de forma segura después de cortar el moho, más un centímetro adicional aproximadamente.

Cuando se trata de superficies con moho, como encimeras y estantes de refrigeradores, Schaffner recomienda lavarlas con agua y jabón antes de desinfectarlas con lejía. “La lejía es un desinfectante tremendamente eficaz”, afirma, y hace hincapié en que primero hay que eliminar las macro y micropartículas. “No se puede desinfectar una superficie sucia”.

Pero eliminar el hongo es solo la mitad del trabajo. Donde hay moho, hay humedad; donde hay humedad, es inevitable que haya más moho. Como dice Peccia: “Estás solucionando el síntoma, pero no estás tratando el problema real”. Por eso, recomienda identificar la fuente del moho (una fuga de agua, comida en descomposición, una junta rota en el frigorífico) e intentar solucionarla.

El moho no suele ser un problema a menos que persista, insiste Schaffner. Aunque algunos mohos liberan compuestos tóxicos llamados micotoxinas, otros son completamente inofensivos. Y pequeñas cantidades de moho no suelen ser motivo de alarma.

“Los mohos forman parte del aerosol normal”, asegua Bennett. “Nuestro aire está lleno de microbios, y nuestras superficies están llenas de microbios”. A veces, con todo el énfasis que se pone en erradicar los microbios, añade, “olvidamos que una gran parte de la vida microbiana es normal y buena”.

Por: Redacción.

Sitio Fuente: National Geographic en Español