Una sequía de 13 años provocó el colapso de la civilización maya hace 1.000 años
CIENCIA Y SOCIEDAD.
Hubo otras sequías de temporada húmeda que duraron al menos tres años cada una durante el Clásico Terminal.
Daniel H. James, Ola Kwiecien y David Hodell (LR) instalan un muestreador automático de agua por goteo SYP en Grutas Tzabnah (Yucatán, México) para analizar los cambios estacionales en la química del goteo. / Sebastian Breitenbach.
Una sequía que duró 13 años y varias otras que duraron más de tres años cada una, pueden haber contribuido al colapso de la civilización maya clásica, según revelan las huellas químicas de una estalagmita en una cueva mexicana.
Una estalagmita en las profundidades de una cueva mexicana ha revelado que una devastadora sequía de 13 años ayudó a impulsar el colapso de la civilización maya hace aproximadamente 1.000 años, según una investigación publicada en Science Advances. El estudio proporciona el registro climático más detallado hasta ahora del período Clásico Terminal, ofreciendo nuevas perspectivas sobre uno de los misterios más perdurables de la arqueología.
Los investigadores, dirigidos por Daniel H. James de la Universidad de Cambridge, analizaron isótopos de oxígeno en una estalagmita de la Cueva Tzabnah en la Península de Yucatán de México para reconstruir los patrones de lluvia estacionales entre 871 y 1021 dC. Los hallazgos revelan ocho sequías de temporada húmeda que duraron más de tres años durante este período, siendo la más larga de 13 años consecutivos, la de mayor duración que cualquier sequía en la historia registrada de la región.
El avance radica en la capacidad del estudio de aislar temporadas húmedas y secas individuales en lugar de solo promedios anuales, algo previamente imposible con los registros de sedimentos lacustres.
Las capas de crecimiento anual de la estalagmita, cada una de aproximadamente 1 mm de grosor, actúan como anillos de árboles para preservar la información climática. El análisis químico mostró que entre 871 y 1021 dC, la región maya experimentó 44 años de condiciones de sequía extremas de los dos siglos finales de la civilización.
Concordancia arqueológica.
La cronología de sequías extraída de la estalagmita se correlaciona precisamente con la evidencia arqueológica del declive político maya y el abandono de sitios a través de la Península de Yucatán. La construcción de monumentos y las inscripciones de fechas cesaron en sitios importantes como Chichén Itzá durante períodos de sequía severa, aunque el momento varió significativamente entre diferentes centros.
En Uxmal, el sistema político regional colapsó poco después de la sequía más devastadora de 13 años, mientras que Chichén Itzá mostró mayor resistencia, probablemente debido a sus extensas redes comerciales que permitieron la importación de recursos desde el centro de México.
Las diferentes respuestas entre los centros mayas desafían las teorías simplistas de sequía-abandono, revelando en cambio un patrón complejo donde la infraestructura de gestión del agua y la conectividad comercial determinaron la supervivencia.
Mientras Chichén Itzá controlaba "un vasto sistema de recolección de tributos" que le ayudó a resistir múltiples ciclos de sequía, las entidades políticas más pequeñas o menos conectadas se enfrentaron a un colapso completo. Esta variabilidad sugiere que la sequía actuó como un catalizador más que como una causa uniforme, amplificando las vulnerabilidades existentes en los sistemas sociales y económicos mayas durante el período Clásico Terminal.
Tecnología insuficiente.
La sugerencia se basa en décadas de desarrollo de la teoría de la sequía. Desde la década de 1990, los científicos han sospechado que el clima jugó un papel en el colapso maya, pero estudios anteriores proporcionaron solo datos cualitativos sobre si las condiciones eran "más húmedas" o "más secas". Trabajos anteriores de David Hodell de Cambridge descubrieron que el período de 800-1000 de la era común (EC) representó la sequía más severa en 7.000 años, con las precipitaciones reducidas en un 41-70% durante las condiciones máximas.
El nuevo estudio demuestra cómo los sistemas avanzados de gestión del agua, incluyendo reservorios y cisternas, finalmente resultaron insuficientes contra la sequía prolongada. Como observó James, “13 años de sequía en la temporada húmeda podrían significar 13 cosechas consecutivas fallidas—sabemos por el mundo moderno lo devastador que eso puede ser”.
Por: Redaccion T21.
Sitio Fuente: Levante / Tendencias21