¿Influencia de la dieta Mediterránea y la actividad física en la necesidad de medicación psiquiátrica?
CIENCIAS DE LA SALUD / SALUD MENTAL Y ESTILO DE VIDA.
En un estudio reciente, se ha explorado hasta qué punto seguir la dieta mediterránea y hacer ejercicio físico de forma al menos moderada puede influir en las probabilidades de tener que comenzar que tomar fármacos antidepresivos, ansiolíticos, antisicóticos o anticonvulsivos.
Álvaro Hernáez. Foto: Hospital del Mar.
El estudio lo ha llevado a cabo un equipo integrado, entre otros, por Marta H. Hernández, de la Universidad Ramon Llull en Barcelona, y Álvaro Hernáez, del Hospital del Mar de Barcelona y del Centro de Investigación Biomédica en Red de Enfermedades Cardiovasculares (CIBERCV), en España.
La investigación se ha basado en datos procedentes del estudio PREDIMED, un ensayo clínico sobre el efecto de la dieta mediterránea en la prevención de enfermedades cardiovasculares.
En concreto, se han analizado datos de entre 6.000 y 7.000 participantes en este proyecto. Se trata de personas de edad avanzada, con una edad media de 67 años, en riesgo de enfermedad crónica (el 14% eran fumadores, el 45% presentaban sobrepeso y el 47% obesidad), a los cuales se les ha hecho seguimiento durante prácticamente cinco años. Durante el estudio, el 7,9% de los participantes empezaron a tomar antidepresivos; el 8,8%, ansiolíticos; el 1,1%, antisicóticos; y el 2,8%, anticonvulsivos.
Los resultados obtenidos indican que seguir una dieta mediterránea está asociado a un riesgo menor de tener que comenzar a tomar alguna de las tres principales medicaciones psiquiátricas (antidepresivos, ansiolíticos y antisicóticos), así como a un riesgo también menor de tener que comenzar a tomar medicamentos anticonvulsivos, vinculados a enfermedades neurológicas. En el caso de la actividad física, las asociaciones son más débiles y se centran en antidepresivos, ansiolíticos y anticonvulsivos.
El estudio indica que cada punto de incremento de la adherencia a la dieta mediterránea, medida en una escala de 0 a 14, se relaciona con un riesgo un 28% menor de tener que comenzar a tomar antidepresivos, un 25% menor de tener que hacerlo con los ansiolíticos, un 23% menor en el caso de los antisicóticos y un 23% menor en el de los anticonvulsivos.
En lo que respecta a la actividad física, un incremento equivalente a caminar de forma intensa 40 minutos a la semana, hacer pilates o clases de baile o aerobic 30 minutos a la semana en aquellas personas con unos valores más bajos de ejercicio físico cotidiano, se asocia con un riesgo un 20% menor de tener que comenzar a tomar antidepresivos y un 15% menor de tener que hacerlo con los ansiolíticos. También se asocia, en cualquier persona, con un riesgo un 4% menor de tener que comenzar a tomar anticonvulsivos.
El Dr. Hernáez destaca que las asociaciones son más fuertes cuando se pasa de una baja adherencia a la dieta mediterránea a comenzar a seguirla sistemáticamente, y de no hacer actividad física a empezar a hacerla,
A la vez, la combinación de las dos variables a niveles elevados es la que obtiene mejores resultados, llegando a un riesgo de tener que comenzar a tomar alguno de los fármacos estudiados, entre un 41 y un 59% menor. En concreto, el 59% en el caso de los antidepresivos, el 46% en el de los ansiolíticos, el 55% en el de los antisicóticos y el 41% en el de los anticonvulsivos.
Estos resultados se pueden atribuir, según los autores del estudio, a diversos mecanismos neuroprotectores, que incluyen la reducción del estrés oxidativo y de la neuroinflamación, la mejora en la función de los neurotransmisores y otros factores, como modificaciones epigenéticas positivas del ADN.
El estudio destaca la importancia de explorar aproximaciones complementarias a las farmacológicas en la salud mental, destacando los potenciales beneficios de seguir una dieta saludable y practicar actividad física para mejorar el estado de personas de más de 65 años. En Europa, este colectivo presenta una alta prevalencia en el consumo de medicamentos psicoactivos, con los posibles efectos adversos que se asocian a tales medicamentos.
Los investigadores se plantean ahora llevar a cabo un ensayo clínico aleatorizado para evaluar la efectividad de la dieta Mediterránea y de la actividad física como intervenciones útiles para ayudar a prevenir patologías como la depresión, la ansiedad, trastornos psicóticos o trastornos convulsivos.
En el trabajo también han participado investigadores del Centro de Investigación Biomédica en Red de Fisiopatología de la Obesidad y Nutrición (CIBEROBN) y del Centro de Investigación Biomédica en Red de Epidemiología y Salud Pública (CIBERESP), en España ambas entidades.
El estudio se titula “Adherence to a Mediterranean diet and leisure-time physical activity are associated with reduced initiation of antidepressant, anxiolytic, antipsychotic and antiseizure drug use in older adults: a cohort study”.Y se ha publicado en la revista académica Age and Ageing. (Fuente: Hospital del Mar)
Sitio Fuente: NCYT de Amazings