Investigando la atmósfera y la posible habitabilidad del planeta TRAPPIST-1 d
ASTRONOMÍA / ASTROBIOLOGÍA.
El sistema solar de TRAPPIST-1, descubierto hace unos años, ha despertado mucho interés no solo porque tiene siete mundos de tipo rocoso como la Tierra y de tamaños parecidos al de ella, sino también porque su estrella es una enana roja, el tipo de estrella más común en la Vía Láctea.
Si alguno de esos mundos de TRAPPIST-1 puede mantener una atmósfera y albergar masas de agua líquida en su superficie, y por lo tanto tener el potencial de sostener formas de vida, la posibilidad de encontrar mundos similares en el resto de nuestra galaxia resultará ser mucho mayor de lo que se ha venido suponiendo.
En esta recreación artística, se muestra al planeta TRAPPIST-1 d pasando frente a su estrella, con otros de los planetas del sistema visibles al fondo. Ilustración: NASA / ESA / CSA / Joseph Olmsted / STScI
El sistema TRAPPIST-1 se encuentra a 40 años-luz de distancia y en 2017 se reveló como el sistema solar con la mayor cantidad de planetas rocosos de tamaños parecidos al de la Tierra, gracias a las observaciones realizadas por el telescopio espacial Spitzer de la NASA, ya retirado, y otros observatorios.
Debido a que esa estrella es una enana roja, bastante más fría que el Sol, la zona habitable alrededor de ella, o sea la franja orbital en la cual el calor recibido de la estrella es el idóneo para permitir la existencia de agua líquida en la superficie de un planeta allí situado, está mucho más cerca de la estrella de lo que lo está del Sol la franja orbital habitable de este.
El planeta TRAPPIST-1 d se encuentra en el límite de esa zona templada, pero su distancia a su estrella es solo el 2% de la distancia de la Tierra al Sol. TRAPPIST-1 d da una vuelta completa alrededor de su estrella en solo cuatro días, un tiempo ínfimo si lo comparamos con los 365 días que tarda la Tierra en recorrer toda su órbita alrededor del Sol.
TRAPPIST-1 d es de gran interés para la búsqueda de mundos potencialmente habitables fuera de nuestro sistema solar, ya que es similar en tamaño a la Tierra, es de tipo rocoso como ella y reside en la citada franja orbital en la cual el agua líquida en la superficie de un planeta es factible. Pero, según un nuevo estudio, no tiene una atmósfera similar a la de la Tierra.
En el estudio, se han analizado datos obtenidos por el telescopio espacial James Webb, de la NASA, la ESA y la CSA, respectivamente las agencias espaciales estadounidense, europea y canadiense. El estudio lo ha realizado un equipo encabezado por Caroline Piaulet-Ghorayeb, de la Universidad de Montreal en Canadá.
Concretamente, no se han detectado gases que son comunes en la atmósfera terrestre y que resultan factibles de detectar a esa distancia con las técnicas actuales, como vapor de agua, dióxido de carbono y metano.
Eso puede significar que TRAPPIST-1 d posee una atmósfera muy tenue, como por ejemplo la de Marte, lo cual haría muy difícil detectar la presencia de tales gases.
Alternativamente, podría tener nubes muy densas a gran altitud que bloquean la detección de señales atmosféricas específicas, pareciéndose al planeta Venus.
O, simplemente, podría ser un mundo árido, sin atmósfera alguna.
El estudio se titula “Strict Limits on Potential Secondary Atmospheres on the Temperate Rocky Exo-Earth TRAPPIST-1 d”. Y se ha publicado en la revista académica The Astrophysical Journal.
Por: Redacción.
Sitio Fuente: NCYT de Amazings