Herramientas para estudiar el interior de los volcanes
CIENCIAS DE LA TIERRA / GEOLOGÍA / VULCANOLOGÍA.
El estudio de los volcanes es una de las ramas más apasionantes y desafiantes de la geociencia.
Con más de 1.500 volcanes activos en el planeta, comprender cómo funcionan en su interior es crucial para prevenir desastres naturales, proteger a la población y avanzar en el conocimiento de la dinámica terrestre. Pero ¿cómo logran los científicos asomarse a las entrañas de una montaña que guarda en su interior roca fundida, gases y presiones colosales? La respuesta está en un conjunto de herramientas innovadoras que permiten “radiografiar” el subsuelo volcánico sin necesidad de perforar.
1. Sismología: el lenguaje de los terremotos.
Los volcanes hablan a través de vibraciones. Los sismómetros, distribuidos en redes alrededor de un volcán, registran pequeños temblores asociados al movimiento del magma y de los gases. El análisis de estas ondas sísmicas ofrece un mapa indirecto del interior, mostrando zonas de acumulación de magma y posibles conductos de erupción.
2. Tomografía muónica: rayos cósmicos como radiografía natural.
Una de las técnicas más novedosas es la muografía o tomografía muónica. Los muones son partículas cósmicas que atraviesan la materia, pero se detienen más fácilmente en zonas densas. Colocando detectores alrededor del volcán, los científicos obtienen imágenes tridimensionales de su interior, como si fueran radiografías gigantes. Esta técnica se ha utilizado con éxito en el Vesubio (Italia) y en volcanes de Japón.
3. Gravimetría: pesando la montaña.
Los gravímetros detectan minúsculas variaciones en el campo gravitatorio terrestre. Cuando el magma asciende o se acumula en cámaras subterráneas, la densidad local cambia, y esto se refleja en el “peso” del volcán. Medir estas fluctuaciones permite identificar la presencia de fluidos o cavidades ocultas.
4. Geoquímica de gases: el aliento del volcán.
Los volcanes liberan continuamente gases a través de fumarolas y grietas. Analizar la composición de dióxido de azufre, dióxido de carbono o vapor de agua revela qué ocurre en profundidad. Variaciones en estas emisiones pueden ser indicadores de una erupción inminente. Hoy en día, drones equipados con sensores químicos permiten realizar muestreos seguros en zonas inaccesibles.
5. Imágenes satelitales y radar de apertura sintética. (InSAR)
Los satélites ofrecen una vista privilegiada para estudiar la deformación del terreno. La técnica InSAR compara imágenes radar tomadas en distintos momentos para detectar milimétricos cambios en la superficie volcánica. Estas deformaciones son huellas de movimientos internos, como la presión creciente de una cámara magmática.
6. Perforaciones científicas: llegar físicamente al magma.
Aunque es poco frecuente por su enorme complejidad, se han llevado a cabo proyectos de perforación volcánica, como en Islandia o Hawai. Estos intentos permiten acceder directamente a zonas calientes, estudiar minerales alterados por el magma y medir temperaturas extremas, aunque con altos riesgos y costes.
Sitio Fuente: NCYT de Amazings