Las enfermedades más mortales y fulminantes
CIENCIAS DE LA SALUD / CUIDADO DE LA SALUD.
A lo largo de la historia, diversas enfermedades han afectado a la humanidad de formas devastadoras. Algunas actúan de manera silenciosa y progresiva, mientras que otras se manifiestan de manera fulminante, acabando con la vida de las personas en cuestión de días o incluso horas. Conozcamos algunas de estas últimas.
1. Ébola: Mortalidad en cuestión de días.
El virus del Ébola es sinónimo de muerte rápida. Este patógeno pertenece a la familia de los filovirus y es conocido por causar fiebre hemorrágica viral, un síndrome que ataca varios órganos y destruye los vasos sanguíneos del cuerpo. Los síntomas iniciales, que incluyen fiebre, debilidad extrema y dolor muscular, pueden parecer comunes, pero en cuestión de días, la enfermedad avanza a hemorragias internas, fallo orgánico y, frecuentemente, la muerte.
Con una tasa de mortalidad que puede superar el 90% en algunas cepas, el Ébola ha causado brotes severos en África, siendo el más letal el que ocurrió entre 2014 y 2016 en África Occidental, dejando más de 11.000 muertos.
¿Cómo se propaga el Ébola?
El virus se transmite por contacto directo con fluidos corporales de personas infectadas o animales, como monos o murciélagos frugívoros. Debido a la falta de tratamientos definitivos y el tiempo de incubación corto, los brotes son de rápida expansión y difícil contención.
2. Meningitis bacteriana: Una carrera contra el tiempo.
La meningitis bacteriana es otra enfermedad de evolución rápida. Esta infección inflamatoria de las membranas que recubren el cerebro y la médula espinal puede causar la muerte en menos de 24 horas si no se trata de inmediato. Los agentes patógenos más comunes responsables de la meningitis bacteriana incluyen Neisseria meningitidis, Streptococcus pneumoniae y Haemophilus influenzae.
Los síntomas incluyen fiebre alta, rigidez en el cuello, dolor de cabeza severo y confusión mental, que rápidamente pueden progresar a coma o muerte. Afortunadamente, con la intervención médica temprana, como antibióticos intravenosos y, en algunos casos, la administración de corticosteroides, la tasa de supervivencia mejora, aunque muchas veces con secuelas graves como daño cerebral o sordera.
¿Quiénes son los más vulnerables?
Niños pequeños, adultos mayores y personas con sistemas inmunológicos debilitados están en mayor riesgo, aunque los adolescentes y jóvenes adultos también presentan altas tasas de infección debido a la facilidad de transmisión en espacios cerrados.
3. Peste neumónica: El asesino del aire.
Causada por la bacteria Yersinia pestis, la peste neumónica es la forma más virulenta de la peste y una de las enfermedades infecciosas más letales del mundo. A diferencia de la peste bubónica, que se propaga a través de la picadura de pulgas, la peste neumónica se transmite por inhalación de gotículas respiratorias de personas infectadas, lo que la convierte en una enfermedad de rápida propagación.
Los primeros síntomas incluyen fiebre alta, escalofríos y tos con esputo sanguinolento. Sin tratamiento, la peste neumónica puede causar la muerte en menos de 48 horas debido a insuficiencia respiratoria y shock séptico. A pesar de ser tratable con antibióticos, su alta tasa de mortalidad y su velocidad de transmisión la hacen extremadamente peligrosa.
¿Por qué es tan peligrosa?
La peste neumónica puede propagarse rápidamente en poblaciones densas y, si no se trata, puede provocar brotes devastadores. Aunque los brotes modernos son raros, la capacidad de la bacteria para mutar y desarrollarse en formas resistentes a los antibióticos sigue siendo una amenaza.
4. Sepsis: El asesino invisible.
La sepsis es una respuesta inmunitaria extrema a una infección en el cuerpo, lo que provoca inflamación sistémica y puede llevar a daño orgánico múltiple y la muerte si no se trata rápidamente. Lo que hace que la sepsis sea tan mortal es la rapidez con la que puede progresar: en cuestión de horas, el paciente puede pasar de sentirse bien a estar en estado crítico.
Cada año, la sepsis afecta a millones de personas en todo el mundo y se estima que es responsable de una de cada cinco muertes globales. A pesar de los avances médicos, identificar la sepsis en sus primeras etapas sigue siendo un desafío, y el tiempo es esencial para administrar antibióticos y tratamientos de soporte.
¿Cómo prevenir la sepsis?
La clave está en prevenir infecciones, especialmente en hospitales y clínicas, donde es común adquirir infecciones intrahospitalarias. Además, la educación sobre los signos tempranos de la sepsis puede salvar vidas.
5. Fiebre hemorrágica de Marburgo: Pariente letal del Ébola.
El virus de Marburgo es otro filovirus, similar al Ébola, que provoca fiebre hemorrágica. Al igual que su primo cercano, el virus de Marburgo causa hemorragias internas severas, fallo orgánico y muerte en un gran número de casos.
Este virus ha causado brotes en África, siendo uno de los más notorios el de 2005 en Angola, donde se registró una tasa de mortalidad del 88%. La enfermedad comienza con fiebre alta, dolor muscular y fatiga, y rápidamente se convierte en una emergencia médica con sangrados graves en la piel, los órganos internos y los ojos.
¿Cuán común es el virus de Marburgo?
Afortunadamente, los brotes de Marburgo son raros, pero su alta tasa de mortalidad y la falta de tratamientos antivirales efectivos lo convierten en una de las enfermedades más temidas del mundo.
6. Rabia: Mortalidad cercana al 100% sin tratamiento.
Aunque las vacunas han reducido drásticamente su incidencia, la rabia sigue siendo una de las enfermedades más mortales. Causada por el virus de la rabia, este patógeno ataca el sistema nervioso central y, si no se trata antes de que aparezcan los síntomas, es casi siempre mortal.
La rabia se transmite a través de la saliva de animales infectados, como perros, murciélagos y zorros. Los síntomas iniciales incluyen fiebre, dolor de cabeza y malestar general, pero pronto avanzan a alucinaciones, parálisis, confusión y muerte por paro cardiorrespiratorio.
¿Qué hacer en caso de una mordedura?
El tratamiento inmediato tras una mordedura o rasguño de un animal potencialmente rabioso es clave. La administración de una serie de vacunas puede prevenir la aparición de la enfermedad.
Conclusión.
Las enfermedades fulminantes y mortales nos recuerdan la fragilidad de la vida y la importancia de la vigilancia epidemiológica, la rápida respuesta médica y la inversión en investigaciones para desarrollar mejores tratamientos y vacunas. Aunque algunas de estas enfermedades son raras, su impacto cuando ocurren es devastador, y muchas veces el tiempo es el factor decisivo entre la vida y la muerte.
Sitio Fuente: NCYT de Amazings