Ola de Calor: Riesgos médicos y consecuencias para la salud humana
CUIDADO DE LA SALUD.
Las olas de calor extremas elevan significativamente la mortalidad y la morbilidad en la población, con un aumento del 0,38 %–2,49 % de la mortalidad por cada grado de intensidad y día adicional de ola de calor.
Entre 1990 y 2019, se estimaron 153.078 muertes asociadas a olas de calor a nivel mundial, casi la mitad en Asia.
Los riesgos inmediatos de la ola de calor.
Agotamiento y golpe de calor.
La exposición prolongada a temperaturas elevadas puede desbordar la capacidad termorreguladora del cuerpo, desencadenando agotamiento por calor y, en casos graves, golpe de calor, caracterizado por alteraciones del estado mental y fallo multiorgánico. La pérdida de líquidos y electrolitos conduce a deshidratación severa y desequilibrios que afectan el funcionamiento cardíaco y renal.
Impacto en el sistema cardiovascular.
El esfuerzo para mantener la temperatura corporal eleva la frecuencia cardíaca y la demanda de oxígeno, lo que agrava condiciones preexistentes como hipertensión y enfermedad coronaria. Durante olas de calor, el riesgo de infarto de miocardio y eventos cerebrovasculares aumenta significativamente.
Efectos sobre otros sistemas.
Sistema renal.
Las altas temperaturas y la deshidratación contribuyen a un mayor riesgo de lesión renal aguda, ya que los riñones sufren estrés al concentrar la orina y conservar agua.
Sistema respiratorio.
El calor extremo empeora la calidad del aire al elevar la formación de ozono y partículas contaminantes, incrementando las exacerbaciones de asma y EPOC.
Salud mental y neurológica.
Los trastornos del estado de ánimo, la confusión y el deterioro cognitivo pueden intensificarse durante olas de calor, especialmente en personas con enfermedades mentales cuyo tratamiento farmacológico interfiere con la termorregulación.
Grupos vulnerables.
- Personas mayores: la capacidad de sudoración disminuye con la edad, aumentando la susceptibilidad al golpe de calor.
- Niños: su relación superficie/volumen corporal favorece una regulación térmica menos eficiente.
- Enfermedades crónicas: pacientes con diabetes, insuficiencia renal o cardiopatías padecen mayor riesgo de complicaciones.
- Trabajadores al aire libre: la exposición continua al sol eleva de forma directa el estrés térmico.
- Usuarios de ciertos fármacos: diuréticos, antipsicóticos o betabloqueantes pueden agravar la deshidratación y la intolerancia al calor.
Impacto en los servicios sanitarios.
Durante olas de calor, los sistemas de salud experimentan picos de demanda: un incremento del 18,9 % en hospitalizaciones diarias en Portugal entre 2000 y 2018 y duplicación de visitas a urgencias en Francia durante picos de temperatura en 2022. En Italia, niveles de sensación térmica superiores a 39 °C mostraron un aumento significativo de consultas en Urgencias.
Prevención y recomendaciones médicas.
- Plan de acción ante el calor: elaborar y difundir protocolos comunitarios con alertas tempranas y centros de enfriamiento.
- Hidratación contínua: fomentar el consumo regular de agua y bebidas isotónicas, evitando alcohol y cafeína.
- Control de medicación: revisar tratamientos que afecten la termorregulación y ajustar dosis si es necesario.
- Monitoreo de signos vitales: supervisar la temperatura corporal, frecuencia cardíaca y nivel de conciencia en pacientes de riesgo.
- Infraestructura hospitalaria: garantizar disponibilidad de camas en unidades de calor, enfriadores y sistemas de aire acondicionado.
Sitio Fuente: NCYT de Amazings