Hermann Emil Fischer: El químico que desentrañó los secretos de los azúcares
HISTORIA DE LA CIENCIA.
Hermann Emil Fischer (1852–1919) fue uno de los químicos más influyentes de la historia.
Su legado abarca descubrimientos fundamentales en bioquímica y química orgánica, y sus investigaciones sentaron las bases para disciplinas enteras como la biología molecular y la farmacología moderna.
Foto: Atelier Victoria (Inh. Paul Gericke, gegr. 1894), Berlin.
Primeros años y formación académica.
Nacido el 9 de octubre de 1852 en Euskirchen, Alemania, Fischer fue hijo de un comerciante de productos químicos. Desde joven mostró un gran interés por las ciencias naturales. Estudió química en la Universidad de Bonn y luego en Estrasburgo bajo la tutela del renombrado químico Adolf von Baeyer, quien más tarde también recibiría el Premio Nobel.
En 1874 obtuvo su doctorado, y tras años de trabajo en distintas instituciones alemanas, en 1892 fue nombrado profesor de química en la Universidad de Berlín, donde desarrolló la mayor parte de su obra científica.
Descubrimientos clave: los azúcares y las purinas.
1. La estructura de los azúcares.
Uno de los mayores aportes de Fischer fue la determinación de las estructuras tridimensionales de los azúcares, en especial las aldosas y cetosas. Fue pionero en el uso de proyecciones para representar estructuras moleculares —conocidas hoy como proyecciones de Fischer— que aún se enseñan en las aulas de química.
Gracias a su trabajo, se comprendió por primera vez cómo varía la configuración de los carbonos asimétricos en los carbohidratos, algo esencial para entender su función biológica. Esta investigación fue fundamental para el posterior desarrollo de la bioquímica y la biotecnología.
2. Las purinas: bases de la vida.
Otro campo en el que Fischer dejó una huella indeleble fue el estudio de las purinas, un grupo de compuestos que incluye a la adenina y la guanina, dos de las cuatro bases del ADN. Logró sintetizar por primera vez la cafeína y el ácido úrico, y estableció las estructuras correctas de varias purinas naturales y sintéticas.
Este trabajo fue vital para la comprensión de la química del material genético, mucho antes del descubrimiento del ADN como portador de la información hereditaria.
Bioquímica de las proteínas y enzimas.
En la última etapa de su carrera, Fischer se centró en el estudio de las proteínas. Desarrolló la hipótesis de "llave y cerradura" para explicar la especificidad enzimática, una metáfora que aún se utiliza para describir cómo las enzimas reconocen a sus sustratos.
Además, llevó a cabo trabajos pioneros en la síntesis de péptidos, precursores de las proteínas. Aunque en su época no existían las herramientas para sintetizar proteínas completas, Fischer fue el primero en sugerir que estas moléculas estaban formadas por cadenas de aminoácidos unidas por enlaces peptídicos.
Premio Nobel.
En 1902, Hermann Emil Fischer recibió el Premio Nobel de Química por su trabajo sobre los azúcares y las purinas. Su enfoque riguroso, basado en la síntesis química como herramienta para verificar estructuras moleculares, sentó las bases de la química orgánica moderna.
Fischer también fue un defensor del rigor científico y de la educación, y muchos de sus alumnos continuaron haciendo aportes significativos a la ciencia. Su nombre vive hoy en conceptos, técnicas y estructuras que llevan su firma.
Últimos años y fallecimiento.
Durante la Primera Guerra Mundial, Fischer sufrió personalmente la pérdida de su hijo en combate, lo que afectó profundamente su salud mental. Falleció en Berlín el 15 de julio de 1919. A pesar de su muerte hace más de un siglo, su legado sigue vigente y es esencial para la ciencia del siglo XXI.
Sitio Fuente: NCYT de Amazings