El espejo de la imaginación (Ignacio Morgado)

CIENCIA Y FILOSOFÍA (Libro).-

La consciencia humana sigue siendo uno de los grandes enigmas de la ciencia y la filosofía. Es el fundamento de nuestra experiencia subjetiva, la chispa que nos permite percibir, reflexionar y crear significado en la vida.

Comprenderla no solo implica estudiar el cerebro, sino también explorar la mente, la cultura y la interacción entre ambos. En última instancia, entender la consciencia es entender lo que significa ser humano. Por eso es tan importante estudiar lo que implica y lo que representa.

Ariel. 2025. Tapa blanda, 179 páginas. ISBN: 978-84-3443954-2.

Ignacio Morgado, catedrático en psicobiología y poseedor de un considerable bagaje divulgativo, realiza en este libro una muy interesante propuesta que pretende perfilar aún más nuestra interpretación de lo que es la consciencia.

En general, la consciencia humana es uno de los fenómenos más complejos y fascinantes que conocemos. Es la capacidad que tenemos los seres humanos de experimentar y reflexionar sobre el mundo y sobre nosotros mismos. Aunque a simple vista puede parecer algo obvio —“yo pienso, luego existo”—, definirla y entenderla ha sido un desafío para la filosofía, la psicología y la neurociencia durante siglos.

Podríamos definir la consciencia como la experiencia subjetiva de la mente. Es lo que nos permite percibir sensaciones, emociones, pensamientos y recuerdos de manera integrada. No es solo recibir información del entorno, sino ser conscientes de que la estamos recibiendo y de que podemos interactuar con ella de manera deliberada.

Por ejemplo, ver un árbol no es suficiente para ser consciente: lo consciente es darse cuenta de que se está viendo un árbol, observar su forma, notar el color de sus hojas y tal vez incluso relacionarlo con recuerdos o emociones asociadas. Esa capacidad de introspección es lo que distingue a la consciencia humana de un mero procesamiento automático de información.

Pero la consciencia va mucho más allá. No es un fenómeno absoluto, sino que se manifiesta en distintos niveles. Se ha hablado de la capacidad básica de percibir el mundo y responder a estímulos, pero también de la capacidad de pensar sobre uno mismo y sobre los propios pensamientos, o de la capacidad de construir historias sobre uno mismo, conectar experiencias pasadas y anticipar el futuro, formando un sentido coherente de identidad personal.

A todo ello, desde la neurociencia, la consciencia se entiende como el resultado de procesos neuronales complejos. No existe un “centro de la consciencia” único en el cerebro; más bien, surge de la interacción entre diferentes regiones, como la corteza prefrontal, el tálamo y las áreas sensoriales. Estas redes neuronales permiten integrar información sensorial, emocional y cognitiva, generando la experiencia consciente.

Y aquí, Ignacio Morgado añade un detalle esencial: la experiencia consciente podría ir aún más allá, siendo un producto de la propia selección natural para asegurarse de que el cerebro cumple con sus funciones de garantizar la supervivencia y la adaptabilidad. Es decir, somos inteligentes y sabemos adaptarnos a las diversas situaciones de la vida que nos encontramos, gracias en parte a que la selección natural lo ha hecho posible, proporcionándonos una consciencia de la que otras especies vivas carecen.

A lo largo de la obra, Morgado diferencia para el lector la consciencia del inconsciente, nos describe ambas, la propia mente, y la llamada autoconsciencia. Por fin, se adentra en aquello que en el cerebro hace que aparezca la consciencia, y que permite otros fenómenos, como la imaginación.

Todos somos conscientes, pero cada consciencia es particular, y en ese sentido, es como estar encerrados en una habitación con unos límites concretos. Una habitación que el autor nos invita a conocer y a comprender.

Sitio Fuente: NCYT de Amazings