Las Voyager 1 y 2, las naves que partieron en 1977 y siguen investigando el espacio exterior

INGENIERÍA ESPACIAL.-

Además de lo que han recabado las Voyager 1 y 2, estas naves tienen una misión especial en caso de existir la vida extraterrestre.

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Es sorprendente que una misión espacial iniciada en 1977 siga activa después de todos estos años. Ese es el caso de las Voyager 1 y 2, dos naves no tripuladas que fueron enviadas al espacio exterior con el fin de ofrecer información a los científicos sobre lo que hay más allá de la Tierra. Hasta la fecha, éstas son las que más lejos han llegado, pues, según datos de la Administración Nacional de Aeronáutica y el Espacio (NASA, por sus siglas en inglés), ambas se encuentran en el espacio interestelar, una región entre estrellas.

Inicialmente, las Voyager 1 y 2 fueron enviadas desde la Tierra con el objetivo de explorar Júpiter y Saturno. La 2 fue lanzada en agosto de 1977 y, un par de semanas después, ya en septiembre, la 1 comenzó su travesía. Nunca antes se había logrado enviar naves espaciales que pudieran llegar hasta esos lejanos planetas.-

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Con éxito, las Voyager 1 y 2 lograron su primera hazaña; tomaron decenas de miles de imágenes de Júpiter y Saturno. Gracias a ellas se pudo tener registro, por primera vez, de las nubes y tormentas que azotan al planeta más grande del Sistema Solar. Por supuesto que, a casi 46 años de estar viajando por el espacio, ambas naves han sumado más proezas a su historial.

Las proezas de las Voyager 1 y 2.

En la actualidad, hay imágenes que dan constancia de los planetas más lejanos del Sistema Solar. Debido a éstas se ha podido tener mayor referencia de esos cuerpos que comparten región con la Tierra. Desde luego, las pruebas mencionadas no han sido capturadas por astronautas, no obstante, es aquí donde instrumentos como las Voyager 1 y 2 han tomado papeles clave.

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Las naves espaciales en turno descubrieron volcanes activos en las lunas de Júpiter. De hecho, en conjunto, ambas han registrado la existencia de 22 satélites naturales. En lo individual, la Voyager 2 tomó imágenes de Urano y Neptuno.

Conforme a lo publicado por la NASA, las Voyager 1 y 2 continúan enviando información de regreso a la Tierra, misma que resulta muy valiosa para las investigaciones que se hacen sobre el Sistema Solar, la composición de sus cuerpos y el espacio interestelar.

Vale decir que estas naves funcionan con generadores que convierten el calor del plutonio en electricidad.  Sin embargo, los ingenieros de la NASA encontraron una manera de desviar  la energía de un mecanismo de seguridad creado para encenderse en caso de que el circuito de las sondas falle. De esta manera, los especialistas se han permitido que la Voyager 2 siga su misión.

    «Los voltajes variables representan un riesgo para los instrumentos, pero hemos determinado que es un riesgo pequeño, y la alternativa ofrece una gran recompensa al poder mantener los instrumentos científicos encendidos por más tiempo», dijo Suzanne Dodd, gerente de proyectos de Voyager en JPL, a Business Insider.

Se calcula que los Voyager 1 y 2 tienen suficiente combustible y energía para operar hasta el 2025, incluso más allá. Pese a esto, es una realidad, también, que cada vez resulta más difícil sostener una buena comunicación con estas naves espaciales.

Información para los extraterrestres.

Uno de los aspectos que más llama la atención acerca de las Voyager 1 y 2, fuera de sus hazañas y el tiempo que llevan en el espacio, es que ambas traen consigo un disco de oro con sonidos y escenas de la Tierra. En ellos se documenta, de igual forma, algunas de las lenguas que se hablan en este planeta, así como muestras de diferentes estilos musicales. Todo ello tiene la intención de ofrecer testimonios de la vida terrestre a los seres extraterrestres que pudieran encontrar las naves.

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Space Frontiers/Getty Images.

Por: Alberto Milo.

Sitio Fuente: National Geographic en Español