Las anomalías lunares

ASTRONOMÍA.-

En las últimas décadas, la Luna ha dejado de ser un astro inmutable y ha revelado múltiples “anomalías” que desafían nuestra comprensión de su formación y evolución.

Desde sismos –los famosos moonquakes– hasta extrañas variaciones gravitatorias y magnéticas, pasando por la enigmática ausencia de volcanes esperados y una delgada exosfera alimentada por impactos meteoríticos, cada una de estas irregularidades aporta pistas valiosas sobre la historia interna y superficial del satélite terrestre. Gracias a misiones como el Lunar Reconnaissance Orbiter (LRO) o la sonda GRAIL, y al análisis de archivos históricos desde 1540, hoy podemos mapear con detalle fenómenos antes solo tratados como curiosidades de laboratorio, y preparar futuras exploraciones tripuladas con mayor seguridad.

Orígenes y registro histórico de anomalías.

Catálogo de eventos lunares.

Entre 1540 y 1967 se documentaron cientos de “eventos lunares” como destellos de luz, cambios de temperatura repentinos o cráteres de impacto no explicados, recopilados en un catálogo de la NASA que recoge evidencia de fenómenos aún no resueltos. Un análisis más reciente, disponible en bases de datos como Kaggle, organiza estos sucesos en una línea de tiempo que ayuda a discernir patrones cíclicos y a separar lo excepcional de lo rutinario.

Tipos de anomalías lunares.

1. Sismos lunares (moonquakes).

La Luna experimenta temblores internos clasificados en profundos (hasta 120 km) y superficiales (menores de 20 km). Los sismómetros dejados por la misión Apolo detectaron eventos de baja magnitud pero prolongada duración, sugerentes de actividad tectónica residual. Estos moonquakes, aunque menos frecuentes y fuertes que los terrestres, podrían poner en riesgo estructuras permanentes planteadas para futuras bases lunares.

2. Variaciones gravimétricas.

La misión GRAIL (2011–2012) midió con alta precisión las variaciones del campo gravitatorio lunar, revelando “mascons” (concentraciones de masa) bajo algunas cuencas de impacto, herencia de grandes colisiones que formaron mares basálticos. Estas anomalías gravimétricas complican la planificación de maniobras orbitales y los cálculos de aterrizaje de naves tripuladas y robóticas.

3. Ausencia de volcanes esperados.

Aunque la Luna posee extensas mesetas volcánicas (mares), sorprende la carencia de volcanes estratificados como los terrestres. El fenómeno “Where Have All the Volcanoes Gone?” sigue siendo objeto de debate académico, pues se esperaría más signos de erupciones explosivas.

4. Campo magnético residual.

Contrario a la Tierra, la Luna carece de un campo magnético global activo, pero presenta magnetización localizada en rocas antiguas. Se han identificado regiones con anomalías magnéticas, vestigios de una posible dínamo antigua que cesó hace más de dos mil millones de años.

5. Exosfera generada por impactos meteoríticos.

Lejos de estar al vacío absoluto, la Luna posee una exosfera compuesta por átomos de argón, neón, helio y otros elementos liberados principalmente por impactos de micrometeoritos. Estudios recientes determinan que más del 70 % de esta atmósfera ultrafina procede de dichos impactos, mientras que el viento solar aporta menos del 30 %.

6. Contracción y fallas tectónicas.

La Luna se enfría y encoge lentamente, provocando fallas en la corteza que crean acantilados. Un análisis alerta sobre ellos cerca del polo sur lunar, que podrían poner en riesgo la misión Artemis III y futuras colonias.

7. Impactos modernos: restos de misiones.

En 2023, imágenes del LRO identificaron el cráter de 10 metros de diámetro implicado en la caída del orbitador ruso Luna 25, revelando una anomalía reciente atribuible a un accidente espacial más que a un fenómeno natural.

Detección avanzada mediante IA y técnicas automáticas.

Gracias al procesamiento de terabytes de imágenes de alta resolución del LRO y algoritmos de aprendizaje automático, hoy se pueden mapear irregularidades de forma automática. Proyectos como “Looking for Lunar Anomalies Using Automated Methods” emplean redes neuronales para resaltar estructuras inusuales en la superficie, acelerando descubrimientos sin supervisión humana.

Implicaciones para la exploración y la ciencia.

El estudio de anomalías lunares no solo enriquece nuestra comprensión de la geología y evolución del satélite, sino que es clave para garantizar la seguridad de equipos y colonias futuras. Con la Artemis y misiones robóticas preparándose, conocer con detalle cada “punto débil” de la Luna permitirá diseñar hábitats y rutas de aterrizaje óptimos, aprovechando recursos locales y minimizando riesgos.

Sitio Fuente: NCYT de Amazings