Esta ameba devoradora de cerebros está en aumento y es considerada una amenaza médica potencial

CIENCIAS DE LA VIDA.

Un agente patógeno que provoca infecciones cerebrales agudas potencialmente mortales se está extendiendo por todo el mundo. Esto es lo que sabemos hasta ahora y hacia dónde podría dirigirse.

Una infección cerebral generada por un agente patógeno, y conocida como la “ameba come cerebros”, generó cierta preocupación en la comunidad científica en el último tiempo, luego de una secuencia de casos en 2024.

Un chico de 14 años que se bañó en un estanque bajo el sofocante calor de la India. Una niña de 13 años que se metió en una piscina durante una excursión escolar, y una niña de cinco años que se dio un chapuzón en un río cerca de su casa. Los tres vivían en distintas partes del estado de Kerala, en el sur de la India.

Sin embargo, tienen algo en común: todos sucumbieron a una infección cerebral, la meningoencefalitis amebiana primaria (MAP o PAM por sus siglas en inglés), causada por un pequeño organismo que se encuentra en aguas dulces cálidas y piscinas mal mantenidas. Alrededor de una docena más han estado recibiendo tratamiento en India, y uno de ellos, un hombre de 27 años, también murió.

Aunque poco frecuente, la PAM es una infección mortal presente en todo el mundo. Está causada por Naegleria fowleri, también conocida como la “ameba que devora cerebros”, ya que infecta el órgano y destruye el tejido cerebral.

Hasta ahora, al menos 39 países han notificado infecciones de este tipo, y la tasa de infecciones aumenta un 4,5% cada año. Solo en Pakistán se registran 20 muertes al año por esta enfermedad, y en 2024 se notificaron infecciones en India, Pakistán e Israel. También se ha detectado N. fowleri en un popular lugar de baño de agua dulce en Australia Occidental y en aguas termales del Parque Nacional Grand Teton, en Estados Unidos.

“En los primeros meses de 2024, Kerala notificó 15 casos de PAM, a diferencia de años anteriores, en los que se registraba aproximadamente un caso al año”, afirma Aravind Reghukumar, jefe del departamento de enfermedades infecciosas del Colegio Médico Gubernamental de Kerala y miembro de la junta médica estatal, que trata a los pacientes.

Según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC), la mayoría de los casos globales de exposición (85%) se han registrado durante las estaciones cálidas, calurosas o estivales.

Varios estudios también han observado que los cambios en la temperatura y el clima pueden impulsar aún más el aumento mundial de la incidencia de la PAM. Un estudio publicado en mayo de 2023 descubrió que las infecciones por PAM están aumentando en el norte de EE.UU.

“N. fowleri se está expandiendo hacia el norte debido al cambio climático, lo que supone una mayor amenaza para la salud humana en nuevas regiones donde aún no se ha documentado la presencia de PAM”, señalaba el estudio.

Yun Shen, profesora adjunta de Ingeniería Química y Medioambiental en la Universidad de California en Riverside, afirma que considera la PAM como “una amenaza médica potencial emergente en todo el mundo”. Explica que, si bien es probable que las temperaturas más cálidas faciliten la supervivencia y el crecimiento de N. fowleri, el riesgo de exposición también puede aumentar a medida que las personas se entregan a más actividades recreativas en el agua cuando hace más calor.

Shen investiga los patógenos en el agua potable y los sistemas de reutilización del agua y asegura: "El cambio climático puede provocar la ampliación del área de distribución del hábitat de esta ameba. Por tanto, puede sobrevivir en masas de agua dulce más cálidas incluso en regiones que antes se consideraban demasiado frías".

¿Qué hace que esta ameba sea tan mortífera?

N. fowleri se encuentra en el agua dulce cálida y no tratada, el suelo y el polvo, explica Karen Towne, profesora clínica asociada de enfermería en la Universidad de Mount Union en Ohio, quien es coautora de un estudio de 2023 sobre cómo la ameba plantea “una nueva preocupación para los climas del norte”.

La profesional añade que, hasta ahora, las infecciones por PAM se han producido normalmente en casos relacionados con nadar, salpicar y sumergir la cabeza en lagos de agua dulce, estanques, aguas termales y embalses. Mientras tanto, otras vías de transmisión menos comunes han incluido el agua caliente de mangueras, un tobogán de agua en el césped, el uso de chapoteaderos y la exposición de la membrana nasal al agua del grifo de sistemas de pozos privados.

“Epidemiológicamente, la mayoría de los casos se han producido en niños sanos y adultos jóvenes, más varones que mujeres, que han tenido contacto reciente con agua dulce no tratada", dijo Towne a National Geographic en una entrevista por correo electrónico.

Según Barbara Polivka, decana asociada de investigación de la Escuela de Enfermería de la Universidad de Kansas, coautora del estudio con Towne, N. fowleri entra en la nariz a través del agua contaminada, atraviesa la membrana nasal y sigue el nervio olfativo hasta el cerebro, donde se incuba durante una media de cinco días.

“La PAM comienza con una rápida aparición de cefalea frontal intensa, fiebre, náuseas y vómitos, que empeoran hasta provocar rigidez de cuello, alteración del estado mental, alucinaciones, coma y muerte”, dice Polivka.

Una vez que entra en el organismo, Naegleria fowleri puede tener “efectos deletéreos” en el cerebro humano a través de una serie de mecanismos, desde alimentarse directamente de las células cerebrales hasta segregar indirectamente sustancias nocivas que pueden causar daños celulares, afirma Leigha Stahl, microbióloga de la Universidad de Alabama.

“Además de causar daños directos, la presencia de N. fowleri en el cerebro crea una respuesta inmunitaria que provoca una inflamación cerebral que puede conducir a la muerte”, sostiene Stahl, autora de un estudio sobre el efecto de la temperatura en el patógeno.

Según los CDC, la PAM tiene una alta tasa de letalidad, y más del 97% de las personas con la enfermedad han muerto a causa de la infección. En EE.UU., solo cuatro de las 152 personas infectadas hasta ahora han sobrevivido.

Según los investigadores, esto se debe a lo difícil que es detectar la enfermedad. Por lo general, el parásito se detecta a título póstumo y, según el médico indio Reghukumar, “sólo alrededor del 30% de los casos de PAM llegan a diagnosticarse en la India”, mientras que el 70% permanecen sin detectar.

Según un estudio realizado en 2020, la tasa de detección también sigue siendo baja en los países que carecen de un sistema de vigilancia de la PAM o de pruebas de diagnóstico disponibles.

Según Stahl, otro problema importante para detectar la infección son los diagnósticos erróneos, ya que los síntomas se parecen a los de otras enfermedades como la gripe y la meningitis bacteriana. “La PAM es una enfermedad relativamente rara, por lo que no es probable que sea lo primero que busque la gente, lo que también puede retrasar los diagnósticos”, afirma.

Jacob Lorenzo-Morales, catedrático de parasitología y director del Instituto Universitario de Enfermedades Tropicales y Salud Pública de Canarias, afirma que la PAM no se notifica y no es bien conocida entre los médicos.

"Me he visto involucrado [en casos] en países de bajos ingresos e incluso en mi país. Era muy difícil, y a veces, casi imposible, conseguir miltefosina (conocida como un “medicamento milagroso” para las infecciones por PAM) a tiempo. A veces, incluso teníamos que limitar las dosis, a la espera de que llegara más producto.

“Esto es muy preocupante”, afirma Lorenzo-Morales, que también es autora de un artículo de 2019 sobre N. fowleri, en el que constata un aumento de la carga mundial de PAM y sugiere que es probable que el cambio climático esté aumentando la “abundancia y el área de distribución" de la ameba comecerebros.

El cambio climático abre nuevos hábitats para la ameba devoradora de cerebros.

National Geographic habló con ocho investigadores en agosto de 2024, todos coincidieron en que el cambio climático está alimentando la propagación de N. fowleri y las consiguientes infecciones por PAM. Según Jimmy Whitworth, experto en enfermedades infecciosas de la Escuela de Higiene y Medicina Tropical de Londres, la presencia de N. fowleri, indicada por los casos registrados, se ha ido desplazando hacia el norte en los últimos años.

Lorenzo-Morales afirma que esta ameba prospera en entornos relacionados con el agua, con temperaturas que oscilan entre los 30 y 45 grados. La combinación de sequías y lluvias torrenciales también crea el entorno de agua caliente perfecto para la ameba.

“Estamos asistiendo a un aumento de enfermedades, que antes se consideraban tropicales, que se “trasladan” a regiones y países fríos», afirma Lorenzo-Morales. “El futuro es preocupante”.

Un estudio pakistaní de 2023 señala que el empeoramiento de las olas de calor proporciona temperaturas adecuadas para Naegleria fowleri, que “ya es un problema creciente para el país”. La nación del sur de Asia se ha enfrentado a varios brotes de este tipo en los últimos años, lo que se ha sumado a la carga sanitaria existente y ha hecho cruciales las medidas proactivas.

Teniendo en cuenta el riesgo de mortalidad de los pacientes, expertos como Towne coinciden en que la lucha contra la PAM debe ser una importante prioridad clínica y de salud pública. Para acelerar el diagnóstico, los profesionales sanitarios deben recibir formación sobre enfermedades relacionadas con el clima como la PAM.

Ante la previsión de un aumento de la incidencia de casos de PAM, Charles Gerba, profesor de virología de la Universidad de Arizona, sugiere que los niños eviten meter la cabeza bajo el agua o utilicen pinzas nasales al nadar. “Además, con el agua del grifo de mala calidad, hay que evitar salpicarse la nariz con el agua o utilizarla para limpiarse los senos nasales”, añade.

Aunque es difícil de diagnosticar y tratar, el reciente repunte de casos de PAM en India también ha traído consigo una serie de esperanzas. Reghukumar cuenta que, en julio de 2024, un hombre de 27 años acudió al hospital con síntomas de PAM y antecedentes de contacto con un estanque verde y musgoso de la ciudad de Thiruvanthapuram.

El hombre se había sometido a una operación cerebral en el pasado, lo que aumentaba sus posibilidades de infección y muerte tras exponerse a aguas infestadas de amebas. Mientras sucumbía el 23 de julio, los médicos del hospital emprendieron una búsqueda en su localidad, en busca de casos activos de infecciones por PAM. Identificaron a otros seis y pudieron iniciar su tratamiento en una fase temprana de la enfermedad.

“Todos entraron en proceso de recuperación”, dice Reghukumar. "Esto nos dice que, aunque la PAM tiene una alta tasa de mortalidad, hay una ventana de oportunidad. El diagnóstico y el tratamiento tempranos pueden dar al paciente una oportunidad de sobrevivir".

Por: Puja Changoiwala. Es una galardonada periodista y escritora afincada en Bombay.

Sitio Fuente: National Geographic en Español