La oportunidad para hacer ciencia me la dio la UNAM: Carlos Arámburo de la Hoz
UNAM.
- Referirse al científico, distinguido por sus aportaciones a la neuroendocrinología comparada, es hablar de su compromiso con la excelencia profesional y la calidad humana: María Teresa Morales Guzmán
- Su trabajo lo ha hecho acreedor del reconocimiento “más universitario de todos”, el emeritazgo, expresó José Sarukhán Kermez
- Flor de María Herrera Ortiz enfatizó: tu dedicación y pasión por la ciencia han sido inspiradoras; tu legado a la Universidad Nacional, invaluable.
La UNAM es una fuente inagotable del pensamiento donde se escruta el pasado, se analiza el presente y se imagina y forja el mañana; entendí cuánto ha aportado a la construcción de la nación, afirmó el investigador emérito de la UNAM, Carlos Arámburo de la Hoz.
Durante el homenaje que el Instituto de Neurobiología (INB) de la Universidad Nacional rindió a su académico y exdirector, sostuvo:
La Universidad lo representa todo, me brindó la posibilidad de formarme como estudiante, aquí cursé la licenciatura y el posgrado donde tuve grandes maestros que me guiaron e inculcaron la pasión por saber, y el anhelo por ampliar las fronteras del conocimiento.
Me dio la oportunidad de laborar en la más maravillosa y noble tarea: hacer ciencia, y enseñar y aprender de los estudiantes para formar personas de bien para el país.
También me concedió servirla como funcionario académico, desde donde he podido contribuir a fortalecerla. “Es una parte indisociable de mi vida; no me entiendo sin ella y le guardo un enorme amor y gratitud”, dijo el universitario quien desde el 30 de enero pasado es investigador emérito.
En presencia de familiares, amistades, colegas y estudiantes del homenajeado, María Teresa Morales Guzmán, directora de la entidad con sede en Juriquilla, Querétaro, refirió que la dedicación, esfuerzo y pasión por la ciencia y por la Universidad del también excoordinador de la Investigación Científica han dejado una profunda huella en esa comunidad académica.
Referirse al científico, reconocido por sus aportaciones a la neuroendocrinología comparada, aseveró, es hablar de sus logros y trayectoria académica, y de su compromiso con la excelencia profesional, la calidad humana y el genuino deseo de hacer el trabajo de la manera más comprometida posible para formar e inspirar a otros.
“La idea de crear un centro dedicado al estudio del sistema nervioso era, sobre todo, un gran sueño”; la visión y liderazgo de Arámburo de la Hoz fueron clave para la creación y el desarrollo del actual INB; también contribuyó al diseño, ejecución y consolidación del campus Juriquilla, que impulsó la descentralización de la investigación y afianzó el liderazgo de la Universidad en el país, añadió.
Sumar voluntades.
El exrector de la Universidad Nacional, José Sarukhán Kermez, consideró al campus Juriquilla como el mejor logrado de la UNAM, no por la cantidad de edificios o dependencias que alberga, sino por la relación con la Universidad Autónoma de Querétaro, particularmente importante cuando “buscamos un sitio” de desarrollo científico a propuesta de Flavio Mena Jara, en cuyo grupo figuraba Carlos Arámburo.
No hubo otro investigador tan profundamente interesado en esta nueva sede universitaria. Él, relató el científico, venía a vigilar a los arquitectos, ingenieros, carpinteros, electricistas, y verificar que cada área estaba siendo desarrollada como se había planeado; acabó casi como gerente de obra de la parte inicial de Juriquilla.
A ello se suma su trabajo, que lo ha hecho acreedor del reconocimiento “más universitario de todos”, el emeritazgo, el que tiene la mayor participación de cuerpos académicos, apuntó.
Gonzalo Martínez de la Escalera, investigador del INB, señaló que el homenajeado tiene el “don de la conexión, es un tejedor de lazos; donde otros ven obstáculos, él ve puentes. Sostengo la hipótesis de que muchos de los frutos cosechados en su carrera, impensables o al menos improbables a priori, no habrían sido posibles sin esa habilidad suya para sumar voluntades”.
En el Centro Académico Cultural del campus Juriquilla mencionó que también es un férreo promotor de la ciencia, constructor de espacios y creador de oportunidades. Junto con Flavio Mena, con paciencia y astucia, dieron vida a prácticamente todo lo que nos rodea hoy en un diámetro de un kilómetro.
“Carlos no solo ha creado conocimiento, ha forjado caminos y ha dejado huellas profundas en quienes hemos tenido la oportunidad de acompañarlo y en quienes seguirán sus pasos”. Se reconoce a un investigador eminente y a un hombre íntegro, cuya pasión ha sido el motor de muchos de nosotros.
Para Enrique Burgos García, presidente del Capítulo Querétaro de Fundación UNAM y exgobernador de esa entidad, el campus Juriquilla se ha constituido en un espacio de aportaciones que deja siembra en lo fundamental para la humanidad: educación y cultura.
Este y otros merecidos reconocimientos fueron ganados a pulso, porque tu empeño, afán y fe en la Universidad y en la cultura están rindiendo frutos, le recordó al homenajeado.
César Augusto Domínguez Pérez, investigador del Instituto de Ecología, resaltó que Arámburo de la Hoz es un brillante científico y académico sobresaliente, así como gestor universitario, y una persona generosa que ha dedicado su vida con inteligencia, entrega y pasión al conocimiento, a la formación de otros y al fortalecimiento de instituciones.
Rememoró que es alguien distinto por su claridad, rigor y forma serena pero firme de dialogar, proponer y construir, y también por la calidez con la que siempre ha acompañado sus palabras, enseñanzas y decisiones. Ha sabido combinar la exigencia con la empatía, la autoridad con la humildad y el conocimiento con la escucha. “Tu vida nos recuerda que vale la pena apostar por la ciencia, la educación pública, el trabajo colectivo y la generosidad como forma de liderazgo”.
Hilda Martínez Coria, primera alumna de doctorado del homenajeado y actual profesora de la Facultad de Medicina, recalcó que mediante la formación de estudiantes él ha creado una escuela de científicos. “De primera mano me tocó ver cómo iba apasionándose del proyecto en Querétaro. Hoy celebramos la huella que has dejado en cada uno de nosotros”.
Flor de María Herrera Ortiz, esposa de Arámburo de la Hoz, aseguró que su compañero de vida ha sido un investigador destacado, trabajador incansable, funcionario ejemplar y excepcional luchador para lograr, en equipo, proyectos ambiciosos; él ha sido capaz de desarrollarse en todos los cargos que ha tenido, “sin nunca desatender su papel como líder de su laboratorio de investigación”.
Tu dedicación y pasión por la ciencia han sido inspiradoras; tu legado a la UNAM, invaluable; tu liderazgo e innovación, así como empatía han sido un ejemplo para todos, subrayó.
En la ceremonia se hizo entrega de un reconocimiento y se proyectaron videos con felicitaciones de colegas, colaboradores, estudiantes y familiares, incluidas su hija, Flor Adriana, y su nieta, Angela.
Sitio Fuente: Boletín UNAM-DGCS-302