¿Puede un nuevo conocimiento adquirirse y heredarse genéticamente?
CIENCIAS DE LA VIDA / NEUROCIENCIAS.
Durante décadas, la biología moderna ha defendido una frontera clara entre lo aprendido y lo heredado. Mientras los genes transmiten la información biológica de una generación a otra, el conocimiento adquirido —como hablar un idioma, tocar un instrumento o resolver una ecuación— parecía reservado exclusivamente a la experiencia individual.
Sin embargo, investigaciones recientes están comenzando a poner en duda esa división tan tajante. La pregunta clave es: ¿puede el conocimiento adquirido influir en la genética y transmitirse a la descendencia?.
El caso de los ratones y el olor del miedo.
Un experimento realizado en 2013 por científicos del Emory University School of Medicine en Atlanta sacudió los cimientos de la genética clásica. En el estudio, unos ratones fueron condicionados para temer el olor de la acetofenona, una sustancia química de olor floral. La sorpresa llegó cuando sus crías —que nunca habían estado expuestas al compuesto ni presenciado el condicionamiento de sus padres— reaccionaron con miedo al oler la misma sustancia.
Este fenómeno se atribuyó a cambios epigenéticos: modificaciones químicas en el ADN o en las proteínas asociadas que regulan la expresión genética, sin alterar la secuencia del ADN en sí. Los investigadores hallaron que los genes relacionados con el olfato presentaban modificaciones epigenéticas en el esperma de los ratones condicionados.
Epigenética: el puente entre experiencia y herencia.
La epigenética se ha convertido en una de las áreas más dinámicas de la biología molecular. A diferencia de las mutaciones genéticas permanentes, los cambios epigenéticos son reversibles y sensibles al entorno. Factores como el estrés, la dieta, la exposición a toxinas y sí, incluso el aprendizaje y la memoria, pueden dejar “marcas” epigenéticas.
Esto abre una puerta fascinante: ciertos aspectos del aprendizaje podrían codificarse de forma epigenética y transferirse a la descendencia. Aunque no se trataría de la transmisión de conocimientos complejos como el álgebra o un idioma, sí podrían heredarse predisposiciones emocionales, patrones de respuesta o incluso capacidades cognitivas mejoradas.
Conocimiento y evolución: una nueva síntesis.
La idea de que la experiencia pueda moldear la herencia no es nueva. A finales del siglo XIX, el biólogo Jean-Baptiste Lamarck ya proponía que las características adquiridas podían heredarse, una teoría desplazada por el darwinismo y la genética mendeliana. Sin embargo, la epigenética está rehabilitando, al menos en parte, ciertos aspectos del lamarckismo bajo una nueva luz científica.
Hoy se habla de una "síntesis extendida" de la evolución, que integra no solo la selección natural y las mutaciones genéticas, sino también la epigenética, la plasticidad fenotípica y la herencia cultural. En este nuevo marco, el aprendizaje podría tener efectos evolutivos más rápidos y flexibles que los cambios genéticos clásicos.
¿Y los humanos?
En humanos, las pruebas aún son indirectas, pero inquietantes. Estudios en hijos y nietos de personas que vivieron situaciones extremas —como el Holocausto, hambrunas o guerras— han mostrado alteraciones epigenéticas relacionadas con el estrés, el metabolismo o la ansiedad. Aunque no se ha demostrado la transmisión de conocimientos concretos, sí parece posible que ciertas huellas de la experiencia de una generación influyan en la siguiente.
La frontera entre genética y cultura, más borrosa que nunca.
La ciencia aún no puede afirmar que el conocimiento específico se transmita genéticamente. Pero cada vez hay más evidencia de que la experiencia deja huellas biológicas que podrían afectar a generaciones futuras. En un mundo donde el conocimiento y la adaptación son cruciales para la supervivencia, la idea de que "aprendemos no solo por nosotros, sino por nuestros descendientes" ya no parece pura fantasía.
Este campo de investigación, en plena expansión, podría revolucionar nuestra comprensión de la herencia, la educación y la evolución misma.
Sitio Fuente: NCYT de Amazing