Avance clave hacia el cultivo de corazones, hígados y otros órganos

CIENCIAS DE LA VIDA Y TECNOLOGÍA.-

Hace más de una década que se cultivan organoides (pequeños grupos de células que reproducen la estructura básica de un órgano específico) para que sirvan como modelos biológicos en miniatura de tales órganos.

Los organoides cerebrales se han utilizado para estudiar trastornos del neurodesarrollo; los intestinales, para investigar la enfermedad celíaca; y los pulmonares, para estudiar la COVID. Incluso se han enviado organoides cardíacos al espacio para profundizar en los efectos de la microgravedad sobre el músculo cardíaco. Pero existe un problema que hasta ahora parecía insalvable: los organoides no pueden crecer más allá de unos 3 milímetros de diámetro.

Este organoide de corazón de dos semanas, con cardiomiocitos (verde) y células de músculo liso (blanco), está rodeado de células endoteliales (magenta) que forman una red de vasos sanguíneos aparentemente consistente. Imagen: Oscar Abilez / Stanford Medicine

A diferencia del tejido vivo del cuerpo, los organoides carecen de un sistema de vasos sanguíneos que transporte oxígeno y nutrientes a cada célula. Más allá de unos 3 milímetros de diámetro, un organoide ya no puede autoabastecerse absorbiendo recursos directamente de su entorno.

Cuando los organoides alcanzan cierto tamaño, comienzan a morir por dentro porque no pueden transportar oxígeno y nutrientes al centro.

Ahora, unos científicos han conseguido cultivar organoides de corazón y de hígado repletos de diminutos vasos sanguíneos, lo que potencialmente les permite superar el citado límite de tamaño.

El logro es obra de un equipo integrado, entre otros, por Oscar Abilez y Joseph Wu, de la Universidad de Stanford en Estados Unidos.

Los vasos sanguíneos integrados podrían permitir que los organoides no solo crezcan, sino que también alcancen una mayor madurez, haciéndolos más útiles como modelos biológicos.

También podrían representar un nuevo y decisivo paso en las terapias regenerativas. En el futuro, quizá se puedan implantar quirúrgicamente organoides cardíacos vascularizados, cultivados a partir de las propias células madre del paciente, para reemplazar el tejido perdido o dañado en un corazón. La idea es que si los organoides tienen un sistema vascular, podrían conectarse con la vasculatura de la persona que recibe el implante, lo que daría una mayor probabilidad de supervivencia.

Abilez, Wu y sus colegas exponen los detalles técnicos de su avance en la revista académica Science, bajo el título “Gastruloids enable modeling of the earliest stages of human cardiac and hepatic vascularization”.

Por: Redacción.

Sitio Fuente: NCYT de Amazings