La persistencia de la lengua materna

PSICOLOGÍA.-

En un mundo cada vez más globalizado, donde los flujos migratorios, el bilingüismo y la conectividad digital transforman la forma en que nos comunicamos, la lengua materna sigue ejerciendo una poderosa influencia sobre la mente humana.

Más allá del idioma que usamos a diario, la lengua materna se mantiene viva en las estructuras más profundas del cerebro, afectando cómo percibimos el mundo, cómo sentimos y cómo pensamos. Pero ¿por qué la lengua materna persiste incluso cuando dejamos de usarla activamente? ¿Qué dice la neurociencia sobre este fenómeno? Y, sobre todo, ¿por qué es tan importante conservarla?.

El Primer Vínculo Cognitivo y Emocional.

La lengua materna es el primer sistema simbólico con el que una persona interactúa. Desde antes del nacimiento, los bebés ya pueden reconocer los ritmos y sonidos del idioma hablado por su madre. Según un estudio publicado en Current Biology, los recién nacidos lloran con la entonación del idioma que han escuchado en el útero. Esto demuestra que la exposición al lenguaje comienza antes de que siquiera aprendamos a hablar.

Este primer idioma no solo enseña palabras; forma la base emocional y cognitiva con la que una persona empieza a entender el mundo. Investigaciones en neurociencia cognitiva han revelado que las áreas cerebrales asociadas a la lengua materna (como el giro supramarginal y la corteza auditiva) permanecen activas incluso décadas después de haber adoptado un segundo idioma como lengua principal.

La Huella de la Lengua Materna en el Cerebro.

Uno de los descubrimientos más fascinantes proviene de estudios con neuroimagen. En un experimento de la Universidad McGill, adultos adoptados internacionalmente que habían dejado de hablar su lengua natal desde pequeños seguían mostrando activación cerebral diferenciada al escuchar palabras de su idioma original. Aunque ya no comprendieran esas palabras, el cerebro las reconocía como familiares.

Este tipo de “memoria lingüística implícita” sugiere que la lengua materna deja una huella neurológica indeleble, comparable a la que deja una experiencia emocional fuerte. Incluso si se olvida conscientemente, no se borra del todo.

El Rol del Bilingüismo y la Recuperación de la Lengua.

La persistencia de la lengua materna también tiene implicaciones en el aprendizaje de otros idiomas. El bilingüismo temprano fortalece las conexiones neuronales y mejora la plasticidad cerebral. Además, facilita la recuperación del idioma original si se reactiva en la adultez. Muchas personas que emigraron en la infancia y dejaron de usar su lengua natal, logran recuperarla con notable rapidez al exponerse nuevamente a ella.

De hecho, algunos programas de recuperación lingüística para comunidades migrantes se basan precisamente en esta “memoria latente”, desarrollando métodos pedagógicos que activan el conocimiento pasivo de la lengua materna.

Identidad, Cultura y Resistencia.

Más allá de lo neurológico, la lengua materna es un pilar de la identidad cultural. Es el vehículo de canciones, cuentos, proverbios y formas de pensar únicas. En contextos de diáspora o desplazamiento forzado, mantener viva la lengua materna se convierte en un acto de resistencia frente a la asimilación cultural.

En países con poblaciones multilingües, la preservación de las lenguas maternas tiene un valor social y político. La UNESCO ha advertido sobre la desaparición acelerada de lenguas minoritarias, y promueve su revitalización como parte fundamental del patrimonio cultural inmaterial.

La Lengua que Nunca se Va.

Incluso cuando el uso activo de la lengua materna se reduce, su influencia persiste en aspectos sutiles como el acento, la forma de organizar las ideas, la memoria autobiográfica e incluso las emociones. Diversos estudios psicolingüísticos han demostrado que muchas personas tienden a expresar sentimientos profundos —como el amor o el dolor— en su idioma natal, aunque hablen otra lengua en su día a día.

En palabras de la lingüista Aneta Pavlenko, "no se tiene una sola identidad lingüística, sino múltiples voces interiores, y la lengua materna suele ser la más íntima".

La persistencia de la lengua materna es una prueba del poder que tiene el lenguaje para moldear el pensamiento humano y sostener la identidad a lo largo del tiempo. No es simplemente un medio de comunicación, sino un archivo vivo de memorias, emociones y vínculos profundos. En un contexto global donde los idiomas mayoritarios tienden a eclipsar a los menos hablados, defender y revitalizar la lengua materna es una forma de preservar la diversidad cognitiva y cultural del planeta.

Sitio Fuente: NCYT de Amazings