Ingresa investigador de la UAM como académico de número a la academia mexicana de la lengua
HUMANIDADES / LENGUA Y LITERATURA
- “Percibo esta designación como un enorme compromiso de trabajo ante una institución centenaria cuyo fin último es la sociedad mexicana, la educación y la lengua”: Alejandro Higashi Díaz
- La lectura discontinua permite al público lector aprender no sólo los contenidos de lo que lee, sino también estrategias metacognitivas para saber lo que no entiende, leer mejor y con más provecho.
Esta designación no me envanece; la percibo como un enorme compromiso de trabajo ante una institución centenaria cuyo fin último es la sociedad mexicana, la educación y la lengua, expresó el doctor Alejandro Higashi Díaz, coordinador de la licenciatura en Letras Hispánicas de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), durante la lectura de su discurso de ingreso como académico de número a la Academia Mexicana de la Lengua.
Ante los miembros de esta institución reunidos en sesión solemne en la Sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes, el profesor-investigador del Departamento de Filosofía de la Unidad Iztapalapa se refirió a sus años de estudiante en la Universidad Veracruzana, donde “me había acostumbrado a tener una biblioteca de literatura medieval y aurisecular en el recibidor, y en el traspatio otra de literatura mexicana, mientras, trabajando con Manuel Sol como becario en la colección Clásicos Mexicanos, preparaba en las madrugadas mi tesis sobre El Cantar de Mio Cid.
Explicó que con el tiempo esta “bipolaridad crítica se agudizó y en aras de la especialización tuve dos notas curriculares diferentes que presentaba según convenía. Una para mi trabajo de literatura medieval y aurisecular, y otra para literatura mexicana”.
La designación de la Academia Mexicana de la Lengua, dijo el especialista, “me permite salir de mi error”, porque se me invita por mi trabajo como filólogo”; no como mexicanista, ni como medievalista o hispanista, sino “por una curiosa mezcla de técnicas ancestrales de análisis; métrica, retórica, ecdótica, codicología, bibliografía analítica, entre otras, aplicadas a un conjunto variopinto de textos medievales, auriseculares, decimonónicos, modernos, posmodernos en España o en México”.
Ante alumnos, investigadores y autoridades universitarias presentes entre la audiencia, el doctor Higashi Díaz advirtió que pese a contar con ambiciosos proyectos de ediciones críticas de obras de autores mexicanos, como los emprendidos desde el Instituto de Investigaciones Filológicas de la UNAM publicadas en su colección Biblioteca Mexicana, colecciones como Clásicos Mexicanos de la Universidad Veracruzana o Biblioteca Novohispana del Colegio de México, entre otras, “estamos lejos de considerar ganada la batalla en esta cruzada por las ediciones críticas”.
Sostuvo que el déficit de ediciones críticas en el que hemos vivido durante tanto tiempo ha provocado que quienes leen con una perspectiva universitaria o sin ella, se hayan acostumbrado a consultar y analizar cualquier testimonio sin detenerse a pensar en la calidad de las lecciones del texto o el sentido de las variantes.
En un ejemplo comparó los estudios literarios con el arte culinario para decir que “preparamos los platillos más exquisitos de la investigación académica con insumos cuyo estado de conservación ignoramos y que podrían incluso intoxicarnos”.
Somos nosotros mismos quienes contribuimos a que las ediciones críticas pasen desapercibidas, cuando quienes dictaminamos para revistas académicas no exigimos como requisito para un arbitraje positivo que se cite por ediciones críticas o al menos de textos fiables desde una perspectiva ecdótica.
La defensa de la nota al pie de página fue otro de los temas centrales en el mensaje del doctor Higashi Díaz, quien afirmó que “tampoco somos conscientes del rechazo generalizado hacia la nota” y hoy en editoriales comerciales se pasa por una “suerte de duelo ante la muerte de la nota al pie de página”. También en el ámbito académico, pues desde 1984 el manual de estilo de la Modern Language Association desaconseja el uso de las notas al pie de página.
De acuerdo con el investigador, leer para aprender significa segmentar, jerarquizar, relacionar en un plano superior al de la mera cognición. La lectura discontinua obliga a quien lee a detenerse para reflexionar y en muchos casos para investigar el significado de alguna palabra que no se conoce, a relacionar una parte del texto con otra y a encontrar vínculos significativos entre una obra y otras leídas previamente o que podrían leerse con posterioridad a la actual.
La lectura discontinua, apuntó, permite al público lector aprender página a página no sólo los contenidos de lo que lee, sino también estrategias metacognitivas para saber lo que no entiende, aprenderlo, leer mejor y con más provecho.
El doctor Higashi Díaz dijo ver esta designación “no como un mérito personal, sino como representante de una universidad joven, y como miembro de una generación de investigadores e investigadoras que han apostado por la Universidad como forma de vida, que han ofrecido frutos académicos importantes y tienen una larga lista de pendientes por cumplir.
En respuesta al discurso del doctor Higashi Díaz, el doctor José Pascual Buxó dijo que a pesar de todas las desdichas que aquejan al país en todos los ámbitos de la vida social, de las carencias materiales e intelectuales que padecen grandes estratos de la población, aun así han podido egresar de nuestras universidades jóvenes estudiosos que ya alcanzaron, gracias a su talento y voluntad el máximo grado de preparación profesional y madurez crítica, entre quienes sobresale el doctor Alejandro Higashi Díaz, por cierto, en una de las disciplinas filológicas de más antigua prosapia: la ecdótica o el arte de restituir los textos de la cultura clásica y moderna al estado que más se acerque a su redacción original.
Sitio Fuente: UAM Número 259