Los peligros de la fiebre muy alta
CUIDADO DE LA SALUD.
Antes de profundizar en las causas y efectos de una fiebre muy alta, es esencial comprender que, si bien la fiebre es una respuesta normal del organismo frente a infecciones, cuando la temperatura supera ciertos límites puede convertirse en un problema serio.
¿Qué es la fiebre y cuándo se considera “muy alta”?
La fiebre se define como un aumento de la temperatura corporal por encima de los 38 °C (100,4 °F), debido a la activación del centro termorregulador en el hipotálamo frente a patógenos o inflamación. Aunque la mayoría de las veces las fiebres moderadas (38–39 °C) son inofensivas y tienden a resolverse con medidas simples, se habla de fiebre muy alta o hipertermia cuando la temperatura supera los 40 °C (104 °F), y de hiperpirexia por encima de 41,5 °C (106,7 °F).
Principales riesgos y complicaciones.
1. Convulsiones febriles en la infancia.
En niños menores de 5 años, una subida brusca de la temperatura por encima de 38 °C puede desencadenar convulsiones febriles, caracterizadas por espasmos musculares y pérdida de conciencia breve. Aunque suelen ser benignas y duran pocos minutos, resultan alarmantes para los cuidadores y requieren valoración médica para descartar infecciones del sistema nervioso central.
2. Deshidratación y agotamiento por calor.
La fiebre elevada incrementa la sudoración y la pérdida de líquidos, lo que puede desembocar en deshidratación severa, desequilibrio electrolítico y un mayor riesgo de golpe de calor si no se repone adecuadamente el agua y las sales minerales.
3. Disfunción y fallo orgánico.
Las temperaturas corporales que exceden los 41 °C pueden alterar la función de proteínas y enzimas vitales, llevando a insuficiencia multiorgánica. El corazón, los riñones y el hígado son particularmente vulnerables a este estrés térmico extremo.
4. Daño cerebral irreversible.
Solo en casos de hiperpirexia prolongada (por encima de 42 °C) se han documentado lesiones cerebrales permanentes, como edema o necrosis neuronal. Cabe señalar que en condiciones habituales de infección rara vez se superan los 40,6 °C sin intervención.
Factores que aumentan el riesgo.
- Edad extrema: lactantes y mayores de 65 años presentan menor capacidad de termorregulación.
- Enfermedades crónicas: pacientes con problemas cardíacos, respiratorios o neurológicos.
- Inmunosupresión: quimioterapia, VIH/SIDA o tratamientos biológicos.
- Entornos de calor extremo: golpe de calor por exposición prolongada en climas calurosos.
¿Cuándo buscar ayuda médica inmediata?
- Adultos con fiebre ≥ 39,4 °C (103 °F) persistente.
- Síntomas acompañantes: confusión mental, rigidez de nuca, erupciones, dificultad respiratoria, dolor torácico o convulsiones.
- Niños menores de 3 meses con fiebre ≥ 38 °C.
- Empeoramiento pese a antipiréticos y medidas caseras.
Tratamiento y medidas de prevención.
Medidas de primeros auxilios.
- Hidratación: ingerir líquidos en pequeñas cantidades y con frecuencia.
- Control del ambiente: lugar fresco, ropa ligera y compresas de agua tibia.
- Antipiréticos: paracetamol o ibuprofeno según indicación de un profesional.
Prevención.
- Vacunación: contra gripe, neumococo y otras enfermedades febriles.
- Higiene: lavado de manos y evitar contacto con enfermos.
- Monitorización: uso de termómetros digitales para detectar la fiebre precozmente.
Sitio Fuente: NCYT de Amazings