La actitud de los niños ante los robots
PSICOLOGÍA.
A medida que crece la presencia de robots entre la población, incluyendo los robots sociales de apariencia más o menos humanoide, algunos de los cuales tienen fines educativos y entran en contacto con la población infantil, aumenta la necesidad de conocer mejor la actitud de esta hacia tales robots.
Konrad Maj con el robot humanoide Pepper ante un grupo de niños. Foto: SWPS University.
Los robots para el ámbito educativo infantil pueden programarse de diversas maneras. Por ejemplo, pueden adaptar los métodos de enseñanza a las necesidades individuales de los estudiantes, impulsar su motivación y su participación a través de la diversión o proporcionar retroalimentación inmediata. Sin embargo, las interacciones con robots también plantean dudas acerca del alcance potencial de efectos indeseados, como el riesgo de que el contacto prolongado de robots con niños afecte negativamente el comportamiento social de estos últimos.
Por lo tanto, es fundamental comprender cómo interactúan los niños con ellos y en qué situaciones resultan más beneficiosas. Hacia ese fin se ha llevado a cabo un estudio reciente a cargo de un equipo encabezado por Konrad Maj, de la Universidad SWPS en Varsovia, Polonia.
En el estudio, los investigadores utilizaron Pepper, un robot humanoide de 120 centímetros de altura (creado por SoftBank Robotics) con apariencia infantil. Diseñado para la interacción social, el robot está equipado con sensores, cámaras y micrófonos. Este equipamiento le permite a Pepper reconocer en humanos el habla, los gestos y algunas señales emocionales. El estudio se hizo sobre 251 niños y niñas de entre 7 y 12 años.
Los investigadores tuvieron en cuenta dos aspectos: el modo en que el robot se comportaba con los humanos (amable o autoritario) y su género aparentado (femenino o masculino, que determinaron dándole como nombre Adán o Ada). Eligieron estas variables porque influyen directamente en cómo los niños interpretan las intenciones, el grado de calidez y el nivel de autoridad del robot.
Los investigadores se preguntaron, entre otras cosas, si los niños tratados amablemente por un robot también serían amables con él. También querían averiguar si los niños más pequeños serían más propensos a antropomorfizar al robot (atribuirle cualidades humanas) que los niños mayores, y si las niñas serían más propensas a hacerlo que los niños.
Los resultados del estudio revelan que los niños que interactuaban con un robot amable casi siempre respondían con amabilidad. Aquellos que interactuaban con un robot que ostentaba su autoridad también le respondían cortésmente en la mayoría de los casos, en vez de imitar su estilo de comunicación autoritario, lo que indica que, en este caso, las normas sociales establecidas prevalecieron sobre la imitación. Los niños más pequeños y las niñas eran significativamente más propensos a antropomorfizar al robot.
También resultó que a los robots amables se les atribuían más cualidades humanas que a los autoritarios, especialmente cuando su forma de hablar coincidía con las expectativas de género. Y que la antropomorfización era más probable cuando el robot estaba programado para ser femenino además de amable.
El estudio se titula “How children learn from robots: Educational implications of communicative style and gender in child–robot interaction”. Y se ha publicado en la revista académica Computers & Education.
Por: Redacción.
Sitio Fuente: NCYT de Amazings