Estrategia de cinco pasos creada en Harvard para no depender del celular y las redes sociales

TECNOLOGÍA PARA TODOS.-

Es un problema que afecta en su mayoría a adolescentes y jóvenes, que usan sus dispositivos como distractores y no como herramientas útiles que ayuden a su bienestar.

Los límites estos elementos mejoran la salud física y emocional y evitan adicciones. (Imagen Ilustrativa Infobae)

Gabriela Nguyen es fundadora de Appstinence, un movimiento que cuestiona la hiperconexión digital, creado en la Universidad de Harvard, que plantea la pregunta: “Las redes sociales son opcionales, ¿por qué nadie nos lo dice?”, que ha generado interés entre estudiantes y ha llamado la atención de padres y empresas.

Esta reflexión impulsa una alternativa: el protocolo 5D, un método orientado a reducir la dependencia de los jóvenes hacia el celular y las redes sociales; y se dirige principalmente a quienes han crecido rodeados de tecnología y experimentan una relación de dependencia con sus dispositivos.

En qué consiste este método creado en Harvard para alejarse de las redes sociales.

El método 5D, desarrollado en Harvard, establece una ruta clara para quienes desean recuperar el control sobre su tiempo y atención. El proceso consta de cinco pasos: disminuir, desactivar, eliminar, bajar de nivel y salir.

Comienza con la reducción del uso de aplicaciones, sigue con la desactivación de cuentas, la eliminación definitiva de perfiles, el cambio a un dispositivo de transición —como un teléfono plegable sin acceso a internet— y culmina con la renuncia total al smartphone.

Esta estrategia se inspira en los enfoques de abstinencia empleados en el tratamiento de adicciones, con el objetivo de romper el ciclo de estímulo y respuesta que caracteriza el uso compulsivo de la tecnología.

Por qué surgió esta idea de no depender de los celulares y las redes sociales.

Nguyen, de 24 años, cursa un máster en Política y Análisis de la Educación en Harvard. Creció en Silicon Valley, donde la tecnología estuvo presente desde su infancia: recibió su primer iPod Touch a los nueve años y convivió con dispositivos digitales durante toda su formación.

Según declaraciones recopiladas por WIRED, Nguyen afirma: “Actuábamos como cobayas de un modelo de vida hiperdigitalizado, creyendo que la tecnología curaría la soledad. Y no fue así”. La experiencia de su generación, lejos de aliviar la soledad, la intensificó.

El camino de Nguyen hacia la desconexión no resultó sencillo. Probó con límites de uso, desintoxicaciones digitales y otras estrategias menos drásticas, pero ninguna le permitió romper el vínculo con el teléfono.

Finalmente, optó por una desconexión total: abandonó las redes sociales y el smartphone, y adoptó un teléfono básico sin acceso a internet. Esta decisión le permitió redescubrir el valor de las relaciones cara a cara, la concentración sostenida y una mayor sensación de libertad mental.

¿Qué ofrece esta iniciativa para individuos y empresas?

El movimiento Appstinence no se limita a la experiencia individual de Nguyen. La organización, formada por un grupo de estudiantes, ofrece acompañamiento, herramientas prácticas y espacios de debate para quienes desean sumarse al proceso.

Nguyen sostiene: “Es como un entrenamiento, y si lo haces metódicamente y con apoyo, funciona mejor”. El grupo ha captado la atención de otras universidades, padres y empresas, aunque su foco principal sigue siendo la comunidad universitaria.

Entre sus iniciativas destaca la promoción de la reducción del uso de dispositivos en las aulas, con el objetivo de mejorar la calidad de la atención y la interacción en el entorno académico.

Por qué es importante este tipo de iniciativas en este momento.

El contexto en el que surge Appstinence está marcado por cifras que reflejan la magnitud del fenómeno. Según una investigación del American Addiction Center, en 2024 existían más de 6.800 millones de usuarios de smartphones en el mundo. De este total, el 6,3% presenta signos de adicción al teléfono.

Además, estos mil millones de usuarios reciben un 427% más de mensajes y notificaciones que hace una década y envían un 278% más de mensajes, lo que evidencia el aumento exponencial de la interacción digital y la presión constante de la conectividad.

Asimismo, el fenómeno de la desconexión digital no se limita a solo Estados Unidos. En Países Bajos surgió una iniciativa similar llamada El Club Offline, que organiza encuentros en cafés y espacios compartidos donde los participantes se dedican a actividades como la lectura, la conversación o la música, sin la presencia de dispositivos.

Por: Dylan Escobar Ruiz.

Sitio Fuente: infobae