Un experimento en una isla revela una batalla entre las abejas melíferas y las silvestres

CIENCIAS DE LA VIDA / ZOOLOGÍA / APICULTURA.-

Cuando los apicultores introdujeron abejas melíferas en una isla protegida, las abejas silvestres casi desaparecieron. ¿Podría revertirse el daño eliminando las colmenas?.

Las abejas melíferas (Apis mellifera) ayudan a polinizar los cultivos en todo el mundo, pero también compiten con las abejas silvestres por los recursos de néctar. Fotografía de Ingo Arndt, Nat Geo Image Collection.

Desde 2018, las abejas melíferas se han dado un festín de flores silvestres cada primavera en una remota isla italiana llamada Giannutri. Pero durante los últimos cuatro años, Lorenzo Pasquali ha tenido la inusual tarea de cerrar las colmenas de melíferas y observar cómo las abejas silvestres se apresuraban a reclamar las flores, compitiendo por cada gota de néctar en ausencia de sus rivales domesticadas.

Las melíferas, que a menudo se usan en la agricultura, y las abejas autóctonas se alimentan del mismo néctar y polen de las flores. Los ecologistas sospechan desde hace tiempo que las abejas melíferas pueden estar marginando a las silvestres, pero realizar experimentos con estos insectos silvestres ha resultado ser complicado. 

Pasquali, ecólogo que ahora trabaja en la Universidad de Bialystok, Polonia, y sus colegas convirtieron el islote, de poco más de la mitad del tamaño del Central Park de Nueva York, en un laboratorio viviente para evaluar el impacto de las abejas melíferas.

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Los resultados, publicados recientemente en la revista Current Biology, sugieren que el número de abejas silvestres se redujo de forma alarmante. Con la eliminación temporal de las abejas melíferas, los niveles de néctar y polen aumentaron, lo que permitió a las abejas silvestres recolectar más y alimentarse de néctar durante más tiempo, alterando así sus rutinas diarias.

“Es sorprendente y un bonito experimento”, sostiene Alfredo Valido, entomólogo del Instituto de Productos Naturales y Agrobiología de España, que no participó en la investigación. Los investigadores diseñaron un experimento muy claro que relacionaba a las abejas melíferas, las flores y las abejas silvestres, añade.

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Izquierda: Una nueva abeja melífera (Apis mellifera) emerge de una celda de cría para vivir durante seis cortas semanas. Dedica ese tiempo a buscar alimento, producir miel y criar a la siguiente generación. Fotografía de Composite Anand Varma, Nat Geo Image Collection Derecha: El abejorro común (Bombus terrestris) fue una de las dos especies silvestres que sufrieron una disminución en su población en la isla de Giannutri tras la introducción de las abejas melíferas. Fotografía de Chris Gomersall, 2020VISION, Nature Picture Library.

El experimento de poner a las abejas melíferas en pausa.

Los apicultores llevaron por primera vez abejas reinas a Giannutri para criarlas en aislamiento. La isla forma parte del Parque Nacional del Archipiélago Toscano y, en 2021, las autoridades pidieron al asesor de Pasquali, el entomólogo Leonardo Dapporto, de la Universidad de Florencia, que investigara si las abejas melíferas controladas que se habían traído recientemente a la isla podían tener consecuencias ecológicas inesperadas. 

Mientras recorrían la isla con otro colega, Alessandro Cini, de la Universidad de Pisa, observaron que había muchas abejas melíferas zumbando, pero solo unas pocas abejas silvestres.

“¿Qué pasaría si mañana no hubiera abejas melíferas en la isla?”, se preguntó Dapporto. “¿Cómo cambiaría el comportamiento de las abejas silvestres?”.

El equipo decidió utilizar la isla como un experimento natural. Cada dos mañanas, Pasquali sellaba las entradas de las 18 colmenas de abejas melíferas, asegurándose de que las abejas no pudieran salir. Luego, él y sus compañeros investigadores observaban a los polinizadores silvestres de la isla. Las abejas permanecían dentro hasta última hora de la tarde, el tiempo justo para que los investigadores observaran cómo se comportaban las abejas silvestres en su ausencia.

“Fue una experiencia única. Nunca me aburrí”, dice Pasquali. “Todavía recuerdo cada planta y cada roca de la isla”.

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Para Pasquali y sus compañeros de equipo, identificar las abejas silvestres autóctonas fue fácil. Son más grandes y oscuras, con colores vivos. También vuelan con un zumbido distintivo en comparación con las abejas melíferas. Los investigadores registraron la frecuencia con la que las silvestres entraban o salían de las parcelas, la recurrencia con la que visitaban las flores y el tiempo que pasaban bebiendo néctar. Utilizando delicados tubos, también midieron el volumen de néctar disponible para las abejas silvestres en presencia o ausencia de abejas melíferas.

El equipo descubrió que, cuando las melíferas estaban encerradas en sus colmenas, el volumen de néctar aumentaba más del 50 % en algunas plantas, mientras que el nivel de polen se disparaba casi un 30 %. Posteriormente, los investigadores observaron un aumento en el comportamiento de búsqueda de las abejas silvestres, que además succionaban néctar durante más tiempo.

Durante cuatro años, mientras el equipo realizaba estudios en la isla para monitorear las poblaciones de abejas silvestres, descubrieron que Anthophora dispar, una especie de abeja solitaria nativa, y Bombus terrestris, un tipo de abejorro, disminuyeron casi un 80 % en comparación con su nivel de población al inicio del estudio en 2021.

Aunque al principio del experimento los investigadores esperaban ver algunos impactos en las abejas silvestres, “no imaginábamos que el impacto fuera tan fuerte”, dice Dapporto. El conjunto de datos sigue siendo una correlación, añade, pero el hecho de que la población de abejas silvestres disminuyera de forma tan significativa tras la introducción de las abejas melíferas las sitúa en el punto de mira en comparación con otros factores.

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La apicultura comercial, como esta explotación en un rancho de California, Estados Unidos, es extremadamente importante para la agricultura, pero las abejas melíferas pueden suponer una amenaza para las especies silvestres autóctonas cuando se introducen en áreas protegidas. Fotografía de Anand Varma, Nat Geo Image Collection.

De la ciencia a la acción para la conservación de las abejas silvestres.

“No estamos en contra de la apicultura”, añade Dapporto. Pero cuando se introducen abejas melíferas en áreas protegidas, especialmente aquellas que albergan especies de abejas silvestres raras, en peligro de extinción o autóctonas, las autoridades del parque deben actuar con mucha cautela y realizar una evaluación ecológica.

Las abejas silvestres de las islas más grandes e incluso de las zonas protegidas sensibles de las regiones continentales podrían correr una suerte similar si se introducen abejas melíferas sin una evaluación adecuada, advierte el equipo.

Las abejas silvestres se enfrentan a una serie de amenazas, desde la pérdida de hábitat y el cambio climático hasta la exposición a los pesticidas. Pero, a diferencia de muchas de estas presiones, la competencia de las abejas melíferas es algo que los humanos pueden gestionar activamente.

Tan pronto como el equipo de Dapporto informó al parque nacional sobre los resultados, este tomó medidas de inmediato y suspendió la práctica de la apicultura a partir de este año. Eso hace que los resultados sean aún más impresionantes, afirma Valido, elogiando la rápida actuación. “No es lógico introducir [especies gestionadas] en una zona en la que se quiere preservar la flora y la fauna”, añade.

Además de la apicultura, “a veces las áreas de conservación tienen diversos usos del suelo, como pastos para ganado vacuno y ovino”, afirma Victoria Wojcik, directora científica de Pollinator Partnership Canada, una organización sin fines de lucro dedicada a la conservación de los polinizadores.

Incluso en estos casos, los conservacionistas deben tener en cuenta los recursos del ecosistema para evitar el exceso de ganado. Pero en el caso de una zona designada como hábitat crítico para una especie de invertebrados, concretamente las abejas, “me resultaría muy difícil entender por qué alguien consideraría permitir la cría de abejas melíferas en ese paisaje”, añade.

En cuanto a Dapporto y su equipo, siguen investigando si las abejas silvestres autóctonas cambiarían su comportamiento y se recuperarían en número a medida que se eliminaran las abejas melíferas de la isla. El equipo ya ha recopilado algunos datos este año y tiene previsto continuar con la observación durante los próximos años.

“Así podríamos ver si una ausencia prolongada de abejas melíferas produce un efecto [importante] en el comportamiento de las abejas silvestres”, concluye.

Por: Saugat Bolakhe.

Sitio Fuente: National Geographic en Español